martes, mayo 22, 2007

Reedición de libro sobre Vázquez de Mella

La Editorial argentina Nueva Hispanidad acaba de reeditar Nostalgia de Vázquez de Mella: Fundamentos de la Tradición Política Hispánica del R.P. Osvaldo Lira Pérez SS.CC., 312 pp.
Originalmente, el libro fue publicado por el Padre Lira en 1942 como parte de la Colección Verbo de la editorial Difusión de Santiago de Chile. Desde 1939, cuando el estallido de la Segunda Guerra Mundial lo sorprendió en Europa, el sacerdote residía en España donde tomó contacto con el tradicionalismo mellista. Este libro fue parte del intento del Padre Lira por purificar doctrinalmente el nacionalismo chileno de elementos fascistas.
El P. Lira nació en Santiago en 1904 y falleció 92 años después en la misma ciudad trasandina. Religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones, es ordenado sacerdote en 1928. Fue un eminente filósofo y teólogo chileno, enseñando a varias generaciones de filósofos, teólogos, politólogos y educadores de nota en ese país. Si bien fue crítico del Concilio Vaticano II, nunca escuchó las tentaciones que le presentaban para romper con el Papa, permaneciendo hasta su muerte en la Congregación que amaba fundada en tiempos de la persecución religiosa desatada por la Revolución Francesa.
Además de la obra reeditada ahora por Nueva Hispanidad, el Padre es autor de Visión política de Quevedo (1948), La vida en torno: Ensayos (1949), Hispanidad y mestizaje, y otros ensayos (1952), Ortega en su espíritu (dos tomos, 1965 y 1967), Poesía y mística en Juan Ramón Jiménez (1969), El misterio de la poesía (tres tomos de 1974 a 1981), Verdad y libertad (1977), De Santo Tomás a Velázquez, pasando por Lope de Vega (1981), El orden político: ¿Tradicionalismo? ¿Fascismo? ¿Democracia? (1985), Catolicismo y democracia (1988), El respeto de la persona humana: Mito y realidad desde la Revolución Francesa (1989), Derechos Humanos: Mito y Realidad (1993).

viernes, mayo 18, 2007

Carlismo y Sagrado Corazón

Cuenta la historia que, en una de las apariciones a Santa Margarita María Alacoque, Nuestro Señor pidió que el rey de Francia consagrase su patria al Sagrado Corazón para gozar de paz y victoria sobre sus enemigos. Luis XIV, el soberbio “Rey Sol”, desoyó los ruegos y así Francia debió atravesar los difíciles sufrimientos, persecuciones y guerras que desde 1789 vieron poco, si algún, respiro incluso hasta el día de hoy.


Tras esa fecha, parches del Sagrado Corazón fueron portados como emblema por los mártires de la Vandea sobre el lema “Dios y el Rey” –convirtiéndose así en símbolo de la Contrarrevolución.

En 1917, en Fátima, Nuestra Señora pidió la consagración de las naciones al Corazón de su Hijo Jesús y a su Corazón Inmaculado.

Como sus antepasados en las tres guerras anteriores, los requetés de la Cruzada española de 1936 también portaron el Sagrado Corazón en forma de “detentes” (por la leyenda “detente bala; el Corazón de Jesús está conmigo”) –como el que puede verse en el margen derecho de este sitio. Años antes, en una reunión celebrada en Tolosa (Francia), el rey en el exilio, Alfonso Carlos I prometió que, si algún día llegaba a reinar, incorporaría el Sagrado Corazón al escudo nacional español: se entroniza así el mismo entre los cuarteles de Castilla y León, sobre el escusón de la Casa de Borbón; posteriormente, se incorporara a su lado el Inmaculado Corazón de María.

En la Argentina una fiel de la Parroquia San Cayetano, del barrio porteño de Belgrano, al leer las memorias de la Hermana Lucía –una de los videntes de Fátima- se sintió muy interpelada por el pedido y creyó necesario satisfacer de alguna forma a Nuestra Madre. Surgió así la idea de bordar en una bandera argentina el Sagrado Corazón de Jesús. Estaba discurriendo en esos pensamientos cuando se cantó el Himno al Sagrado Corazón, la primera estrofa fue decisiva: “Cristo Jesús, en ti la Patria espera / gloria buscando con intenso ardor. / Guíala Tú, bendice su bandera, / dando a su faz magnifico esplendor.

Tras consultar a su confesor, mandó bordar en una bandera argentina el Sagrado Corazón en hilo de oro, siguiendo el modelo que había visto en unas estampas de Santa Margarita María que se habían distribuido cuando las reliquias de la santa visitaron la Argentina el año anterior. Concluido el bordado, la bandera fue bendecida y colocada en la Parroquia. Posteriormente, surgió la idea de imprimir estampas con dicha bandera y el himno (como la que se puede ver aquí).

En sus reuniones, al menos una vez por año, los carlistas acostumbran consagrarse al Sagrado Corazón. Hay muchas fórmulas. Es conveniente consagrar nuestra lucha, nuestras familias; entronizarlo en nuestro hogares; tener imágenes; rezarle; portar medallas, llaveros o detentes…

El mes de junio es el del Sagrado Corazón, aprovechemos esta nueva ocasión que se nos presenta para honrar a Cristo Rey en esta devoción tan querida de los tradicionalistas para que "duerman en paz nuestros queridos muertos" y salve "el hogar, la patria y religión".


sábado, mayo 12, 2007

Los Gauchos de Güemes y la Tradición


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Cartas al director
, revista Ahora Información, n° 70.-


viernes, mayo 04, 2007

La Cruz de Borgoña: Bandera de la Hispanidad y la Tradición

Los carlistas tenemos la Cruz de Borgoña como divisa: en gules una cruz en aspa anudada sobre fondo de plata.

Pero es ésta también la insignia bajo la cual se conquistó América. La Cruz de Borgoña ondeó durante siglos de pax hispánica desde la Florida y la California hasta la Patagonia. Fue bajo esta bandera que en nuestra tierra se combatió al invasor británico en 1806 y 1807, como atestigua el estandarte de los Granaderos Voluntarios de Buenos Ayres similar al que aquí se reproduce y que se conserva en el Museo de Luján a pocos metros de donde reside nuestra Patrona.

La devoción por el apóstol San Andrés a lo largo y a lo ancho de toda la Cristandad, de Escocia a Rusia, hizo que fuese representado por el aspa que le sirvió de suplicio e instrumento de su martirio. Curiosamente representada el aspa por los troncos cruzados y sus nudos, esta cruz fue insignia de la Casa de Borgoña al menos desde el siglo XV, viendosela en batalla contra las fuerzas centralistas dirigidas desde París. Como una profecía, ya en ese tiempo, la Cruz de Borgoña fue sinónima de las libertades forales frente al centralismo.

Heredada junto a las tierras que representaba por la Casa de Austria, la Cruz de Borgoña fue adoptada por la infantería española en las luchas contra la Francia que, aliada con el Turco y los príncipes protestantes alemanes, buscaba quebrar la Cristiandad. Mientras los Tercios la llevaban victoriosa por Flandes e Italia, los conquistadores la hacían flamear en las Indias. Tan legendarias fueron las hazañas acometidas con la Cruz de Borgoña en alto que aún hoy un rectángulo cruzado es símbolo militar de la infantería.

Esa Christianitas minor que fue la Hispanidad se encontró representada por la Cruz de Borgoña. Los galeones con el aspa de San Andrés enfrentaban a los huesos cruzados de los barcos piratas ingleses, holandeses y franceses. La cruz roja sobre fondo blanco resistía en los fuertes, ondeaba en las universidades y presidía las misiones, cuando aún la de San Jorge (un San Jorge devaluado por la Reforma) se dedicaba al tráfico de esclavos, el genocidio de las poblaciones indígenas y el traslado de indeseables al otro lado del Atlántico.

Los Borbones utilizaron su propio escudo de armas pero la Cruz de Borgoña continuó en los estandartes de las diversas unidades militares. Recién en 1785 se introduce la rojigualda en los buques y en 1793 en los puertos. Sin embargo, la borgoñona siguió ondeando. Y por eso se la puede ver aún hoy en las banderas estaduales de la Florida y Alabama en los Estados Unidos, o en los fuertes históricos de San Juan de Puerto Rico.

Recién en 1843 la rojigualda es utilizada como bandera nacional de España por decreto de la usurpadora Isabel "II" y con el tiempo también los carlistas la asumieron como propia. Pero habiendo sido adoptada varios años después de concluidas las llamadas guerras de las independencias americanas, es la Cruz de Borgoña la que veramente representa a la Hispanidad -aún aunque organizaciones carlistas que existieron en la América Hispana (como la Juventud Carlista de Buenos Aires fundada en 1907) hayan utilizado la rojigualda.

Respecto a la Cruz de Borgoña, no es absolutamente clara su vinculación con el Carlismo, al menos hasta 1935 en que es usada oficialmente como insignia del Requeté. Pero en cualquier caso, los carlistas la asumieron como propia sin dificultad como se la puede ver hacia fines del siglo XIX en numerosas publicaciones tradicionalistas.

Hoy los hijos de la Madre Patria de este lado del Atlántico no debemos temer hacer ondear la bandera de la tradición hispánica junto a las de nuestros países recordando nuestro común origen y nuestra común vocación.