viernes, julio 23, 2010

Carlistas entre dos mundos

Un asunto poco conocido del Carlismo en la Argentina es el de aquellos carlistas que dividían sus vidas entre la Península y América.

Quizá, el caso más conocido sea el de Francisco Martínez Alsúa, quien de joven había emigrado a la Argentina, donde se dedicó a actividades agrícolas con bastante éxito. En Pamplona, mientras tanto, fue presidente del Círculo Carlista. Participó en las elecciones de 1905 como candidato a la diputación provincial del distrito capital de Navarra, aunque el resultado le fue adverso. En 1907 se le ofreció la candidatura para encabezar la lista de candidatos a diputados por la circunscripción de Estella; pero se negó ya que debía atender sus propiedades y empresas argentinas. Finalmente, aceptó, se presentó a las elecciones y obtuvo el escaño por el Partido Jaimista. Fue sucesivamente reelecto en 1911 y 1915. Pero en ese año, tras votar en las Cortes, regresó a la Argentina.

Otro que vivía un tiempo en la Argentina y otro en España, fue el argentino Martín Echarren López. Nacido en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires), de padres navarros, pasó adolescencia y juventud en Pamplona. Allí fue miembro y, luego, presidente de la Juventud Carlista. Posteriormente, fue vicepresidente del Círculo Carlista de Pamplona, secretario de la Junta Regional de Navarra y representante navarro ante Don Jaime en las asambleas de Lourdes y Biarritz, y en la nacional de Zaragoza.

Cuando ocurrió el llamado "Cisma Mellista", Echarren estuvo entre los primeros en manifestar su apoyo a Don Jaime. El Rey dijo de él, "carlistas como Echarren me hacen falta". Representando al jaimismo, fue concejal en el Ayuntamiento de Pamplona y, más tarde, teniente alcalde de la capital de Navarra.

Regresado a la Argentina en 1928, fue uno de los fundadores del Centro Tradicionalista Español de Buenos Aires. Aunque no compartía su mellismo, fue íntimo amigo de don Francisco de Paula Oller, antiguo delegado de Carlos VII para la América del Sur.

Cuando numerosos carlistas de Buenos Aires constituyeron el Centro Acción Española en 1932, fue su secretario, aunque no coincidía con su carácter apolítico, sino que propugnó que el mismo fuese monárquico-carlista, argumentando que había sido el dinero y el trabajo de los carlistas porteños el que había dado vida al centro. En la hermosa sede de la calle Bernardo de Irigoyen 483, comenzó a reunirse el Centro Tradicionalista, y se prestaba para el funcionamiento de las delegaciones de otras organizaciones patriotas españolas.

Asimismo, fue presidente de la Agrupación Tradicionalista Española de la Argentina que se constituyó en 1933 con la reunión de jaimistas, integristas y tradicionalistas (mellistas). En el seno de la ATE tuvo lugar la organización del Requeté de Buenos Aires, algunos de cuyos miembros tendrían actuación destacada en la Península tras el Alzamiento nacional del 18 de julio de 1936. Alguna vez tendremos que relatar las peripecias que tuvieron que realizar los requetés argentinos para cruzar el Atlántico y presentarse en el frente. Lo cierto es que, debido a la actitud "neutralista" del gobierno argentino, pocos lo lograron. También existió una importante Sección de Margaritas, a las órdenes de doña María del Carmen Muro, que se encargó de realizar envíos de alimentos y medicinas (y creemos que también pertrechos) a la Península, con la ayuda de sacerdotes simpatizantes como el P. Gustavo Franceschi.

En 1938, y como resultado de la aplicación del Decreto de Unificación de Franco en las delegaciones internacionales, se produjo un verdadero coup d'état en la Argentina. En medio de tumultos por la toma de los centros tradicionalistas, se perdió (¿para siempre?) la célebre bandera de la Juventud Carlista de Buenos Aires. El entonces delegado de la Comunión Tradicionalista, Sr. Ortiz de Guinea, alegando la reorganización del Carlismo argentino, destituyó a Echarren. Don Francisco Javier de Borbón-Parma, en su carácter de regente, le expresó su agradecimiento y reconocimiento.

Cuando finalmente Don Javier removió a la cúpula local del Carlismo y designó como su jefe delegado a don Demetrio Climent, apoyó a éste desde un primer momento y lo ayudó a intentar reconstruir el Carlismo argentino. En ese carácter, fue nombrado Jefe Local de la Comunión Tradicionalista en Buenos Aires, cargo en el que lo encontró la muerte en la noche del 4 de enero de 1939.

Tras el fallecimiento de Echarren, el Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista nombró como Jefe Local y representante legal del Centro Tradicionalista Español a Melchor Lluró, quien intentaría continuar, aunque sin éxito, la obra de su predecesor.





Fotografía de Martín Echarren aparecida en el periódico carlista argentino "El Requeté" con motivo de su fallecimiento.

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