Escribinos a carlismoar arroba gmail.com

Desde "Carlismo Argentino" los alentamos a participar en esta campaña de AICA

martes, noviembre 23, 2010

Invitación recibida


El Pbro. Dr. Francisco Baigorria y la comunidad parroquial invitan a la celebración de los 300 años de la construcción de la iglesia de San Ignacio de Loyola, en la Ciudad de Buenos Aires, reapertura y bendición de las obras de restauración. Solemne Misa presidida por el Sr. Cardenal S. E. R. Mons. Jorge Mario Bergoglio, S. J., arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina. La cita es el sábado 27 de noviembre a las 20.00 horas, en la esquina de las calles Bolívar y Alsina. Acompañará el Grupo Canto Coral, director Néstor Andrenacci.
Quienes hacemos Carlismo Argentino hacemos extensiva esta invitación a todos nuestros correligionarios y amigos. En esta histórica iglesia sucedieron importantes hechos históricos para la vida de la Ciudad de Buenos Aires y de la Argentina, tanto en el período monárquico como en el republicano. Asimismo, aquí ocurrieron también hechos relacionados al carlismo argentino.
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miércoles, noviembre 03, 2010

Fin del Día de la Raza

Finalmente, tal como habíamos anunciado, ha sido publicado en el Boletín Oficial el decreto 1584/2010 (firmado por la Sra. presidente Fernández de Kirchner y los ministros nacionales) que establece feriados nacionales y días no laborables. En sus considerandos se dice de manera muy escueta
Que, asimismo, se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, dotando a dicha fecha, de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos.
Y en su artículo 1º, se establece como feriado nacional el día 12 de octubre, con la oscura denominación de "Día del Respeto a la Diversidad Cultural". Siendo día "trasladable" al lunes más cercano, no será sino hasta el 2015 en que coincidirá su festejo con el día 12, lográndose con ese fin -además del de haberlo convertido en un día de turismo- ir olvidando paulatinamente cualquier relación con el hecho histórico del descumbrimiento de América por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492.

La celebración del aquí llamado "Día de la Raza" fue un logro de quienes buscaban alcanzar una mayor unión entre la España peninsular y las Españas americanas, y asimismo como una reafirmación de la identidad Iberoamericana frente al expansionismo estadounidense y la llamada "Doctrina Monroe".

En la Argentina, el presidente Hipólito Yrigoyen decretó en 1917 el día del descubrimiento de América como "fiesta nacional", que la costumbre llamó "Día de la Raza". El Padre Zacarías de Vizcarra, sacerdote español de familia carlista residente en Buenos Aires en las décadas de 1920 y 1930, propuso se modificara por el más adecuado de "Día de la Hispanidad", aunque la costumbre ya había quedado asentada.

Durante décadas fue celebrado festivamente, no sólo por la gran colectividad de los inmigrantes españoles y sus descendientes -eran famosas las galas y los bailes en los clubes y teatros de las diferentes colectividades peninsulares-, sino también por todos los argentinos -ya sea en las escuelas, ya en desfiles criollos y actos oficiales-. Y, por supuesto, nunca supuso la denigración de inmigrantes de otras orígenes, sus descendientes y sus aportes; sino tan sólo, la afirmación de la innegable raíz hispánica de nuestra cultura patria.

Este cambio de nombre no es más que una etapa más en la disolución de nuestra identidad. Como han señalado reiteradamente notables investigadores y estudiosos, en estas supuestas reivindicaciones indigenistas, existe un verdadero racismo que es enemigo, no tanto de "lo europeo", sino de lo propiamente americano, criollo y mestizo.

Hoy es un día de luto para los carlistas en estas tierras.






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jueves, octubre 28, 2010

Invitación a tertulia

El Instituto de Filosofía Práctica de la Ciudad de Buenos Aires invita a la tertulia en la cual el Dr. Luis E. Roldán expondrá sobre "Entre el Laicismo y la Laicidad", el día jueves 4 de noviembre de 2010, a las 19.30 horas, en la sede del Instituto, calle Viamonte, nº 1596, piso 1º. Confirmar asistencia al teléfono (011) 4371-3315 ó al correo electrónico infip@fibertel.com.ar
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Canción "Boinas Rojas" (interpretada por Voces de Gesta)



Recibido por correo electrónico.

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jueves, octubre 21, 2010

Adherimos e invitamos


Se invita a las familias a la celebración de Cristo rey, que tendrá lugar, Dios mediante, el sábado 30 del corriente --víspera de dicha fiesta, según el calendario litúrgico tradicional de la Santa Iglesia romana-- en la sede de FAMINAT (San Martín y Riccheri - Bella Vista), consistiendo la reunión en un almuerzo a la canasta, en cuyo transcurso el Dr. Luis E. Roldán disertará acerca del sentido de la misma en la actualidad.

Octubre de 2010

Confirmar a de_ruschi@yahoo.com.ar ; juan@lagalaye.com.ar ; german.rocca@yahoo.es


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viernes, octubre 15, 2010

Los peligros del liberalismo económico

Reproducimos a continuación una carta de lectores que enviara nuestro colaborador E. T. a la revista tradicionalista Ahora Información en respuesta a una reseña del libro La fatal arrogancia del economista liberal Friedrich A. von Hayek que publicó dicha revista en su nº 102. Por razones de espacio, la carta fue publicada en forma reducida en el número siguiente de dicha revista. Por el interés que despierta, la publicamos a continuación completa.

Buenos Aires, marzo de 2010.

Señor Director

Revista Ahora Información

De mi mayor consideración,

Grande fue mi sorpresa al leer en el último número de vuestra prestigiosa revista tradicionalista una nota laudatoria para con F. A. Hayek bajo la excusa de una reseña bibliográfica. Entiendo que el tradicionalismo, a diferencia de las ideologías, no es una doctrina sectaria y, por eso, puede muy bien descubrir “semillas de verdad” en donde sea que se exponga un pensamiento. Incluso, comprendo que, muchas veces, estas ideologías, mientras nos acompañan en un trecho del camino, pueden tener formas de exponer la verdad que nos enriquezcan. Así, un tradicionalista puede descubrir, escondido entre mucha “paja”, verdadero “trigo limpio” en alguna de las obras de la Escuela Austríaca de Economía, uno de cuyos principales referentes fue Hayek. Podremos citar, entre las últimas publicaciones, los estudios históricos de Hoppe o los que sobre la ética de la emisión de moneda ha dado a luz Hülsmann. Entiendo, finalmente, también que, en el espacio de una columna, el autor de una reseña no tenga lugar para mayores disquisiciones. Sin embargo, no lo podemos dejar pasar pues aprovecha esa columna para hacer una serie de afirmaciones que me merecen algunos comentarios. Amicus Plato

Comienza la notícula excusándose por traer a mentas a un autor “que se autodenominaba liberal”. Pero, a renglón seguido, se lo corrige póstumamente como “conservador” sobre la base de la definición que de esta ideología hizo Russell Kirk. Sin entrar en detalles sobre las reales posibilidades de un conservadorismo culturalmente protestante y revolucionario de Kirk y los suyos que fuera tan bien criticada en nuestro medio por Rubén Calderón Bouchet (“El conservadorismo anglosajón”, Verbo, edición argentina, nn. 332-333, mayo-junio de 1993, pp. 69-88), es al menos sospechoso que, en una revista tradicionalista, se haga elogio de un “conservador” por ser meramente tal – sabiendo las reminiscencias que esta palabreja trae a un carlista.

A continuación la reseña afirma que este libro de Hayek sería “una defensa de la tradición y de la religión para explicar el orden libre que siempre defendió frente a los totalitarismos”. Primero habría que ver qué “orden libre” fue el que Hayek siempre defendió frente a los totalitarismos. En segundo lugar, si este orden hayekiano tiene alguna coincidencia con el orden natural y cristiano que defendemos. Y, finalmente, si realmente el libro éste, entendemos que las citas elegidas son ejemplificativas del mismo, defiende qué tradición y qué religión.

No deseo abusar de su benevolencia mi estimado Señor Director ni de sus lectores, en el que caso en que llegara a publicarse esta carta, por lo que intentaré ser breve para exponer cada uno de estos puntos, trayendo referencias donde puedan indagar aquéllos que quieran profundizar.

Respecto a la libertad, dice Hayek casi citando a Rousseau, “nuestra fe en la libertad no descansa en los resultados previsibles en circunstancias especiales, sino en la creencia de que, en fin de cuentas, dejará libres para el bien más fuerzas que para el mal” (Los fundamentos de la libertad [Madrid: Unión, 1975], p. 58). En el que es quizá su libro más conocido, Camino de servidumbre (Madrid: Alianza, 1985), hace una glorificación del individualismo, cuya esencia define como “el reconocimiento del individuo como juez supremo de sus propios fines [y] la creencia en que, en lo posible, sus propios fines deben gobernar sus acciones” (p. 90), recordando las posturas más cínicas y duras de Spencer. Sin olvidar, aprobando a Tucker, cantar loas al egoísmo, “ese motor esencial de la naturaleza humana” (Los fundamentos…, p. 92), o a la desigualdad económica, cuya falta haría “imposible” el progreso económico (Los fundamentos…, p. 71).

Hasta aquí algunas ideas características de Hayek. Queda por analizar si estos conceptos son compatibles con los de la tradición cristiana. En ese sentido, sabemos en buena escolástica que la libertad puede definirse como una potencia, una capacidad para algo, pero que en el hombre, ese algo está delimitado por el bien. Es decir, se es libre para hacer el bien; para practicar la virtud; nadie es libre en el vicio, sino esclavo. Por lo tanto, no puede haber verdadera libertad cuando uno actúa motorizado por el egoísmo. En el mismo sentido, pero visto desde otra perspectiva, la libertad es un punto de llegada y no de partida: haciendo el bien se es libre; no es que por ser psicológicamente libre que uno hace el bien (¡menos aún en un estado de naturaleza caída!). Si los trascendentales son entre sí intercambiables, lo mismo que Nuestro Señor dice de la verdad (la verdad os hará libres), podríamos predicarlo del bien.

Como se puede apreciar, las diferencias entre una concepción y la otra son radical y esencialmente distintas. Aún cuando puedan coincidir en la crítica de los regímenes totalitarios, más o menos evidentes, las posiciones desde donde se lanzan las críticas son diferentes… y lo mismo, los remedios para poner fin a esos males.

Queda finalmente analizar si este libro, en base a las citas escogidas, significa una rectificación, aunque más no sea tácita, de las ideas sostenidas con anterioridad. ¿Estaba Hayek transitando su camino de Damasco?

¿Es “la visión religiosa según la cual la moral está determinada por procesos que nos resultan incomprensibles” (y que Hayek considera más acertada, aunque sus esquemas le parezcan “científicamente infundados”), es – decíamos – la visión de la Iglesia? Bien sabemos que esta idea de una moral irracionalista y fideísta, sostenida únicamente sobre argumentos historicistas, poco tiene que ver con la Tradición viva de la Iglesia, bien expuesta en la doctrina de los Papas y sus mejores doctores. Esta postura un tanto caricaturesca, que nos recuerda al primer Lamennais, tiene a lo sumo el gusto del pensador que llegado el fin comienza recién a comprender que sólo sabe que no sabe y que su ideología y sus utopías se desmoronan ante lo que no puede explicar con su porción de ciencia.

Y llegados a este punto, regresamos al comienzo. El tradicionalista puede abrevar en distintas fuentes, delimitado únicamente por la evidencia de lo que las cosas son, pero no es justo que, por querer ganarse a “los hombres de buena voluntad”, termine siendo negligente al profundizar en la verdad que ha recibido. Podemos buscar “semillas de verdad” tanto en Hayek como en Keynes o Marx, pero no al precio de desconocer la riquísima tradición de pensamiento económico, social y político cristiano. No negamos que quizá las formas, los ejemplos, los esquemas, puedan necesitar actualizaciones o mejoras; pero ellas siempre surgidas del amor y no del desprecio, del reconocimiento de aquéllos sobre cuyos hombros descansamos.

A continuación reproducimos como imagen la reseña que motivó esta réplica (pinchar en ella para agrander y leer).



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viernes, octubre 08, 2010

Las curiosas relaciones de una familia tradicional porteña con el Carlismo

Simón Pereyra (†1852) era hijo de Leonardo Pereyra de Castro (emigrado a la Argentina en 1767) y de María Mauricia Arguibel (argentina, hija del comerciante Felipe de Arguibel, descendiente de conquistadores). Su hermano mayor, Juan Manuel, había fallecido en el combate del Retiro durante las Invasiones Inglesas. Su padre murió siendo sus hijos aún niños, dejando a su madre en situación económica complicada. Asimismo, era primo hermano por parte de madre de doña Encarnación Ezcurra, la esposa de Juan Manuel de Rosas.

Desde muy joven, Simón trabajó como empleado en la tienda de Manuel Arrotea y por su habilidad y dedicación terminó siendo socio y, luego, único propietario de la misma. Militó en el Partido Federal y fue quien dio trabajo como costureras a la viuda e hijas del Coronel Dorrego. Con la renta de su comercio y, especialmente, como principal abastecedor del Ejército rosista, Simón adquirió dos barcos para comerciar con Europa y campos en Tandil, Balcarce, Ayacucho, Quilmes, Ramallo y Tandileufú, algunos en sociedad con Prudencio Ortiz de Rozas, el hermano del Restaurador, y adquiridos a los indios, fervientes rosistas. En 1850, Juan Rita Pinto de Ximénez, viuda de Pedro Capdevila, vende a Simón Pereyra la estancia “Las Conchitas” cerca de la actual ciudad de La Plata.

Desposó a Ciriaca Iraola, hija del vasco Martín Iraola y María Francisca Brid, que vivía con sus hermanos en casa de los Pereyra. Con ella tuvo 6 hijos. Don Simón fallece dos años después, en 1852.

En su propiedad es que tiene lugar la batalla de Caseros el 3/II/1852, y dos de sus descendientes, María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola, donaron la casa y el famoso palomar, junto a 10 hectáreas de campo, al Estado nacional, donde hoy se encuentra el Colegio Militar de la Nación.

Leonardo Higinio Pereyra (1834-1899) fue el único hijo superviviente de Simón Pereyra y Ciriaca Iraola. Bajo la tutela de su tío José Gerónimo Iraola tras la muerte de su padre, viajó a Europa en 1852 para conocer la actividad agrícola del Viejo Continente, y posiblemente para escapar de las represalias contra los rosistas. En 1857, cerca de Liverpool adquiere el toro reproductor “Defiance” y la vaca “Coral”, ambos de la raza Shorthorn, y que trae a la Argentina, dando origen a su cabaña modelo de cría. Cinco años después, importa el toro “Niágara”, de la raza Heresford. Contrata al paisajista belga Carlos Vereecke para adornar el casco de la Estancia “San Juan” con un parque estilo inglés. Casó con su doble prima María Antonia Iraola, hija de José Gerónimo Iraola (hermano de su madre) y de Antonia Pereyra (hermana de su padre).
A pesar de su condición de “clerical a ultranza”, fue amigo de Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Carlos Casares, Carlos Pellegrini y otros prominentes liberales.

Cuando en agosto de 1887, Don Carlos de Borbón y Austria-Este, luego de un largo periplo americano, llegaba a Buenos Aires, Leonardo Pereyra lo invitó a su estancia “San Juan”, a la que se trasladó en un tren especial y arribó el jueves 11, con su séquito y un grupo de amigos —entre ellos, el vicepresidente Carlos Pellegrini—. Se trató de una verdadera fiesta campera que incluía la cacería de avestruces. Unos días después, Emilio Lamarca, en ese tiempo diputado y consuegro de Leonardo Pereyra, le ofreció un banquete al que asistieron el Arzobispo de Buenos Aires y José Manuel Estraba.

Fallecido Leonardo Pereyra, quien había manifestado su deseo de “construir en sus tierras [una] capilla dedicada al Sagrado Corazón de Jesús”, en 1904, su viuda Antonio Iraola y sus 6 hijos, comenzaron los aprestos para la construcción de la misma en la zona oeste de lo que hoy es el barrio de Barracas. La obra estuvo a cargo del Ing. Rómulo Ayerza, hijo de un veterano carlista. El 10 de junio de ese año fue bendecida la piedra fundamental. En sólo cuatro años y sobre un terreno anegadizo, que solía ser inundado en cada Sudestada cuando crecía el nivel del Riachuelo, se construyó un enorme templo, junto a un convento y escuela, ocupando toda una manzana. Frente a la majestuosidad externa de la iglesia, la nave es sobria y amplia, con inmensos rosetones y un bellísimo altar. La familia equipó el templo con el que es aún uno de los mejores órganos de la ciudad de Buenos Aires. El templo fue consagrado por Mons. Gregorio Ignacio Romero, obispo auxiliar de Buenos Aires y capellán de la Juventud Carlista de Buenos Aires, el 16 de agosto de 1908. Ese mismo año, se inauguró un colegio anexo, confiado a los sacerdotes de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram (Padres Bayoneses). Semejante iglesia mereció que el 22 de noviembre de ese mismo año, el Papa San Pío X la agregara a la Basílica Patriarcal de San Pedro en Roma, y, años después, el 24 de mayo de 1939, el Papa Pío XII la designó basílica menor. La basílica se encuentra actualmente en la Av. Vélez Sarsfield, entre Av. Iriarte y California, en el barrio de Barracas, Ciudad de Buenos Aires.




Por su lado, la famosa Estancia “San Juan” fue dividida entre los 6 hijos de Leonardo y María Antonia. El mayor, Leonardo Pereyra Iraola, obtuvo el sector del casco, el parque y la cabaña de cría, que conservaron el nombre. El otro varón, Martín, y las cuatro hermanas mujeres darían origen con sus porciones al nacimiento de otras estancias: “Santa Rosa”, “Abril” y “Las Hermanas”.

Leonardo Rafael Pereyra Iraola (1870-1943) era el hijo mayor de Leonardo Pereyra y Antonia Iraola. La casa de sus padres contenía una nada despreciable colección de pintura europea original, que atraía a los hombres más importantes de la época, sean políticos, literatos o artistas, y con los que aún de niño conversaba y aprendía. Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires, al tiempo que pasaba largos períodos en la estancia familiar aprendiendo los rudimentos de la ganadería. Junto a su padre, fue militante de la Asociación Católica de Buenos Aires.

Al morir su padre, Leonardo Pereyra, el Dr. Pereyra Iraola se hizo cargo de la Estancia “San Juan”, como se dijo, y, mediante las mejores técnicas agropecuarias, la convirtió en quizá la mejor explotación del país. También, como su padre, fue personaje fundamental de la Sociedad Rural Argentina.

Pero, simultáneamente, siguió con su profesión de abogado y hombre público. Como otros miembros del Club Católico, fue uno de los fundadores de la Unión Cívica, y luego siguió a Leandro N. Alem en la fracción que se denominó Unión Cívica Radical, formando parte de la Convención Nacional de 1897 y, posteriormente, de su Comité Nacional. El famoso Jardín de Florida, desde donde se dio comienzo al movimiento revolucionario de 1890, era propiedad de su familia y fue ofrecido por Leonardo.

Así, fue electo diputado nacional en las primeras elecciones realizadas bajo la Ley Sáenz Peña (1914-18). El presidente Hipólito Yrigoyen lo designó vocal del directorio del Banco de la Nación y de la Caja de Conversión. Asimismo, fue miembro fundador de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria desde 1910 hasta su muerte. Estaba casado con María Teresa Lamarca, hija del famoso líder católico Emilio Lamarca, y tuvo con ella 10 hijos.

Martín Pereyra Iraola era el otro hijo varón de Leonardo Pereyra y María Antonia Iraola. Fallecido su padre, quedó como propietario de la Estancia “Santa Rosa”, a la que, en 1904, le realiza mejoras sustanciales. El paisaje es compuesto según los modelos franceses del siglo XIX, y en 1918 comienzan las mejoras edilicias que seguirán durante más de 40 años.

La familia se extiende en numerosas ramas y los vínculos con el Carlismo se pierden. Pero, como recordaba Arturo Jauretche (por ejemplo, en El medio pelo en la sociedad argentina), los Pereyra Iraola se destacaban de entre los miembros de la clase alta por su catolicismo sincero; incluso, comenta en tono de sorna, los varones de la familia eran famosos no sólo por su piedad religiosa (en tiempos donde lo común era que la religión fuese cosa de mujeres), sino también por su castidad.

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viernes, octubre 01, 2010

De cómo un escudo en una simple etiqueta de vino puede llevarnos por caminos insospechados

Una linda nota en la bitácora Heráldica en la Argentina.
Estaba pasando unos días en Esperanza, provincia de Santa Fe. Durante una cena me sirvieron un buen vino, un "Federico de Alvear". Cuando me llenaban la copa observé que había un escudo en la etiqueta, que se repetía en el cuello de la botella. [...]

Así llegué a descubrir que en España hay una bodega de igual nombre que usa (o usaba) en sus botellas un escudo similar.

No se trataba, en realidad, sólo de “una bodega del mismo nombre”, sino de la misma bodega, creada en España y que llegó luego a la Argentina.

[...]

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martes, septiembre 14, 2010

Rechazo del proyecto para hacer desaparecer el Día de la Raza

Los que hacemos Carlismo Argentino queremos por este medio manifestar nuestro absoluto rechazo al proyecto de la Sra. Presidente, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, que, según dice la nota de prensa de la Casa Rosada,

...reemplazará el denominado Día de la Raza por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, y se lo conmemorará en el segundo lunes del mes de octubre.

Nos parece absolutamente contradictorio con el fin de este conjunto de medidas sobre feriados nacionales que sería

restituir "tradiciones muy fuertes" que hacen a la identidad nacional.
Lamentable si para afirmar nuestra identidad rechazamos nuestra herencia cultural e histórica. La Argentina no nació de un repollo. La Argentina fue fundada por hombres venidos de España, quienes nos imprimieron el sello de la civilización cristiana y el Evangelio. Parece cosa de adolescentes, no de una nación que quiere ser adulta.

Como bien intuía el genial Rubén Darío en su Oda a Roosevelt, el debilitamiento "de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español", significa la sujeción de "la América fragante de Cristóbal Colón, la América católica, la América española", de los "mil cachorros sueltos del León Español" a la voluntad de los Estados Unidos.



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viernes, septiembre 10, 2010

La fiesta carlista


Caras y Caretas
Semanario festivo, literario, artístico y de actualidad
José S. Alvarez, fundador
Carlos Correa Luna, director
José M. Cao, dibujante
Año VIII, Nº 371, Buenos Aires, 11 de Noviembre de 1905
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lunes, septiembre 06, 2010

Pro Escudo y Bandera de la Ciudad de Buenos Aires

Debido a que próximamente, Facebook dejará de permitir que las páginas de Causes.com figuren en los Muros, hemos decidido mudar la campaña No nos cambien la bandera ni el escudo de Buenos Aires a una página de Facebook con el nombre "Pro Escudo y Bandera de Buenos Aires".


Los invitamos a sumarse a la causa haciendo clic (pinchando) en "Me gusta".

Asimismo, los animamos a seguir invitando amigos para evitar que sigan adelante estos proyectos que pretenden mutilar la historia e identidad católica e hispánica de la Ciudad de Buenos Aires.


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viernes, agosto 27, 2010

Ortiz y San Pelayo: "El patriarca de los españoles" residentes en la Argentina

De entre todos los veteranos carlistas que arribaron a estas tierras a fines del siglo XIX, quizá el que mayor protagonismo tuvo en el nuevo país fue Félix Ortiz y San Pelayo.

Félix había nacido en Azpeitía, Guipúzcoa, el 20 de noviembre de 1856. Provenía de una familia de buena posición y su padre había sido un médico famoso. Con su padrino, el organista José F. Aldahor, comenzó a estudiar música siendo aún niño. Comprobadas sus habilidades musicales, en octubre de 1872 se matriculó como alumno de la Escuela Nacional de Música y, dos años después, realizó estudios en el Conservatorio de París. Finalmente, en junio de 1879 obtendría el Primer Premio en los Concursos Públicos de Armonía, lo que le hubiese abierto las puertas para una duradera carrera como compositor e intérprete musical.

Sin embargo, contemporáneamente había estallado la Guerra Carlista. Y Félix, fiel a sus ideales católicos, se alistó en las huestes de Don Carlos. Poco sabemos de su actuación excepto que llegó a alférez. Terminada la guerra, marchó al exilio.

A fines de 1879 llegó así a la Argentina. En la Escuela de Música de la Provincia de Buenos Aires fue contratado como profesor y, al mismo tiempo, comenzó a dirigir la primera de muchas orquestas de zarzuelas con las que andaría en los años siguientes. Ya el 27 de mayo de 1880, con el auspicio de la sociedad vasca Laurak Bat, estrenó en el principal teatro de Buenos Aires, el de la Victoria, su vals brillante para piano "A las playas españolas".

Dos años después estrena dos zarzuelas, "El medallón" y "De Rusia a Valladolid". El 23 de julio de 1882 estrena su "Misa concertada a cuatro voces con acompañamiento de órganos", y que acompañaría una Misa celebrada en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en la Recoleta, el 8 de septiembre siguiente.

Habiendo transcurrido tres años en la Argentina, regresó a su ciudad natal, junto a un amigo argentino, joven de padres vascos, Ibarlucea, con quien visitaron amigos y familiares, para pasar luego a Italia, donde pretendían perfeccionarse. José Manterola, desde las páginas del periódico bilingüe Euskal-Erria, se hizo eco del acontecimiento y saludo al joven músico. En Milán, junto a los principales maestros de música de la época, Ortiz y San Pelayo pasó tres años.

En 1885, acompañando con su orquesta al pianista francés Alphonse Thibaud, regresó a la Argentina. Tanto Thibaud como Ortiz y San Pelayo se quedaron.

Ese mismo año, Félix estrenó una "Cantata vasca" y dos años después, una "Tercera fantasía vascongada". Ese mismo 1887, Ortiz y San Pelayo fue designado profesor titular de Música en el Colegio del Salvador de los padres jesuitas, cargo que ocuparía durante décadas.

El 18 de febrero de 1900, Ortiz y San Pelayo estrenó en el Teatro de la Victoria, ante numeroso público, su ópera "Artzay Mutilla", cantada completamente en vasco. Es ésta, según los críticos, su obra cumbre y, además, cuenta en su haber con ser la primera ópera en vascuence compuesta y estrenada fuera de las Vascongadas.

Mientras tanto, Félix Ortiz y San Pelayo no se desantendía de los asuntos políticos y sociales de España y los españoles residentes en el exterior. Fue así como participó en 1896 de la fundación de la Asociación Patriótica Española, cuyo fin originario había sido apoyar a España durante la Guerra de Cuba, no sólo contrarrestando la propaganda liberal, sino también llegando a financiar la compra de un buque de guerra. Las actividades de la Patriótica no se limitaban a estos aspectos, sino que también incluían la difusión cultural y el apoyo económico de los inmigrantes españoles en la Argentina.

Estando al frente de la Patriótica, en 1900, Félix solicitó al presidente argentino Julio A. Roca la supresión de ciertas estrofas del Himno nacional de este país que eran injustamente hirientes con lo español. Obtenido este fin, la Patriótica agradeció el gesto convocando a todos los españoles residentes en Buenos Aires a participar efusivamente de celebraciones festivas frente a la Casa de Gobierno. La colectividad española acudió en masa y las actividades fueron seguidas con interés desde los balcones de la Casa Rosada por el presidente Roca y sus ministros.

No todos los españoles residentes en la Argentina estaban de acuerdo con estas políticas de la Patriótica, y de esa fecha data una de las numerosas polémicas que Ortiz y San Pelayo sostendría durante su vida. Esta vez fue Grandmontagne quien escribía con sorna, "se hace más por la patria vendiendo aceitunas españolas que ensayando un himno de confraternidad hispanoamericana, del cual nos reímos todos hispanoamericanamente". En cualquier caso, los encuentros de confraternidad que de ahí en más organizaría la Patriótica Española fueron siempre exitosos.

El Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Espinosa, fue buen amigo de Félix Ortiz y San Pelayo, y lo animó a ejercer la docencia musical para el clero bonaerense. En septiembre de 1901, con dirección en la calle Lima 507 de Buenos Aires, domicilio de los Ortiz de San Pelayo, comenzó a publicarse La Lira Sacra: Periódico de música sagrada, con aprobación, bendición y recomendación del arzobispado.

Como otros carlistas inmigrantes, tal el caso por ejemplo de Francisco Durá, Ortiz y San Pelayo se pasó al integrismo, acompañando el cisma de Nocedal y Romea. A diferencia de los carlistas que seguían fieles a Don Carlos, acaudillados por Francisco de Paula Oller, que permanecieron en general actuando entre la colectividad española, los integristas se sumaron a las luchas de los católicos argentinos contra las políticas laicistas de los gobiernos de la República Argentina. En este carácter, Ortiz y San Pelayo se unió a la Asociación Católica de Estrada, Achával Rodríguez, Lamarca, etc., también conocido como "Club Católico".

Aunque luego de 1890 el Club Católico disminuyó mucho su incidencia, siguió colaborando activamente durante décadas, hasta su desaparición, integrando su Comisión Directiva y Revisora de Cuentas. Incluso estuvo entre quienes lo reformaron en 1905 y participó de la Liga Social creada por Emilio Lamarca.

Siendo terciario franciscano, fue también presidente del Directorio Nacional de la Venerable Orden Tercera. Y desde allí presidió su Congreso Nacional de 1906, donde expuso acerca de "El porvenir de la Democracia Cristiana" (se refiere al concepto de democracia social de León XIII y no a la democracia política).

En cuanto a los asuntos de la colectividad española en la Argentina, integristas y carlistas sí colaboraban. Ortiz y San Pelayo, junto a Francisco de Paula Oller, Mons. Villanova Sáenz y Ramón Parborel, fundó, en abril de 1907, la Sociedad Española de la Virgen del Pilar. Por unanimidad, Félix Ortiz y San Pelayo fue designado su primer presidente. Ese mismo año, tuvo también el honor de dirigir la orquesta durante la Misa cantada que ofreció Mons. Espinosa en la iglesia del Pilar con motivo del 50º Aniversario de la Asociación Española de Socorros Mutuos, a la que también pertenecía.

Nuevamente, el 26 de septiembre de 1907, volvió a verse junto a carlistas, compartiendo la Comida de Confraternidad Hispano-Argentina que brindaron el Diario Español y la revista Caras y Caretas. En la foto publicada en esta última, puede verse a Ortiz y San Pelayo junto a J. G. Alvarez, director en esa época de El Legitimista Español.

En la década de 1910, lideró un frente de carlistas, integristas y demás "españolistas" que se hacen con el control del Laurak Bat, desplazando a los nacionalistas. Ortiz y San Pelayo sería presidente de la sociedad vasca en los períodos 1912-1913 y 1916-1917. Los "españolistas", como eran apostrofados por los nacionalistas vascos, lograron mantener este control casi hasta fines de la década de 1920. En 1912 los sectores nacionalistas habían editado en Buenos Aires el ensayo de Sabino Arana El Partido Carlista y los fueros vasco-navarros, que fue muy combatido por Ortiz y San Pelayo.

El bienestar de la colectividad española en la Argentina seguía siendo su principal preocupación. En 1907, estando al frente de la Patriótica, escribía: "La Patriótica Española empieza por recoger a los españoles que a sus puertas acuden en busca de colocación, llegando a cifras fabulosas los que por su mediación han hallado empleo. Ella promueve esa deliciosa corriente de cariño entre las naciones americanas y España; ella crea los bonos para dar de comer y hospedaje a los españoles necesitados; ella suministra pasaje gratis y a bajos precios a los compatriotas que por enfermedad quieren reimpatriarse; ella se ocupa en varias ocasiones de facilitar el indulto a prófugos y desertores, sin que les cueste ni el valor del papel en que se extienden las solicitudes, ni el trabajo de extenderlas; ella suministra datos que le son requeridos desde España o por españoles residentes en el extranjero". En 1912, la Sociedad del Pilar, aún dirigida por Ortiz y San Pelayo, envió una circular, firmada por él y el secretario Ernesto Sureda, convocando a la colectividad española a formar una institución para proteger a las mujeres inmigrantes españolas que llegaban a Buenos Aires, solas y expuestas a toda clase de peligros, a veces engañadas por sus mismos parientes y coterráneos. El 30 de agosto, en consecuencia, bajo la guía espiritual del Padre Masferrer, se fundó el Patronato Español.

En 1910, con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo, la figura de Ortiz y San Pelayo adquirió nuevamente protagonismo. La visita de Valle Inclán y de la "infanta" Isabel a la Argentina fueron motivo de agria controversia entre sectores carlistas e integristas.

En tanto dirigente de la Patriótica, Ortiz de San Pelayo estuvo en la comisión que recibió a la Infanta. Acusados de traición, especialmente aquellos integristas que provenían del carlismo, éstos, a su vez, señalaban las heterodoxias de Valle Inclán que los carlistas parecían pasar por alto.

Cuando en 1913, Manuel Gálvez y Delfina Bunge regresan de su luna de miel por España y el primero publica El solar de la raza, Ortiz y San Pelayo —“vasco archicatólico, tradicionalista y rabioso, personalidad recia y de más méritos personales que literarios”, según Gálvez— le ofreció un banquete en su honor.

La Guerra Mundial trajo nuevas controversias. Producido el cisma de Vázquez de Mella, el veterano dirigente carlista Francisco de Paula Oller fundó en Buenos Aires el periódico España para sostener la causa del mellismo. Liderando a integristas y jaimistas, Ortiz y San Pelayo dirigió duros ataques a las tesis mellistas desde su columna en el Diario Español. Oller replicó también con fuerza a su antiguo amigo.

En 1917, Ortiz y San Pelayo publicó su Vindicación de los españoles en las regiones del Plata, recordando no sólo la aportación de los españoles al desarrollo de la Argentina, sino también la intervención de los mismos en la misma España, contra quienes los acusaban de desinteresarse de las preocupaciones de su patria.

En su carácter de Presidente de la Asociación Patriótica Española, y representando a 397 sociedades hispánicas de la Argentina (sólo faltaban las socialistas, republicanas y laicistas), Ortiz y San Pelayo pronunció el discurso de recepción de los aviadores del hidroavión “Plus Ultra” en Buenos Aires: “¡Qué triunfo para España! ¡Qué gloria para la patria querida del alma, contra la que siempre se cebaron la maledicencia, la insidia y la intriga ocultando sus proezas con los gases asfixiantes de la leyenda negra!”, dijo. En 1929 trajo a la Argentina a José Millán-Astray, cuyas azañas se ocupó de difundir, logrando una verdadera gira triunfal.

En la década de 1930, más allá de las controversias, Félix Ortiz y San Pelayo era ya "el patriarca de los españoles". En ese carácter, en 1934, tuvo a su cargo la conferencia inaugural de la Sección Española, durante el XXXII Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, exponiendo, ante gran parte del clero argentino y dignatarios venidos de todo el mundo, acerca de "El reinado de la Eucaristía en el templo".

Entre otros, fue autor de los siguientes trabajos editados:
  • Apuntes de teoría de solfeo (1880), que utilizaba en sus clases de la Escuela de Música y, luego, en el Colegio del Salvador.

  • Tipos del natural (1900), recopilación de artículos.

  • Pío X y la música sagrada: Comentarios (1904), estudio de la música sacra a la luz de los documentos emitidos por San Pío X.

  • Los vascos en América (1913), verdadera tesis de sociología sobre los inmigrantes vascos, sus dificultades, vínculos con la madre patria, asociacionismo, etc.

  • Boceto histórico de la Asociación Patriótica Española: Desde su fundación hasta el Congreso de Sociedades Españolas (1914), documento fundamental sobre la principal asociación española en la Argentina durante décadas.

  • Españoles y españoles: La colectividad española en la Argentina y los visitantes españoles (1915), crítica de "los señoritos" que visitaban el país haciendo críticas mordases, frente a la verdad del agradecimiento de los inmigrantes con su nueva patria.

  • Problemas pavorosos: El teatro, los frailes, la ciencia impía (1915), recopilación de artículos polémicos sobre distintas cuestiones.

  • Vindicación de los españoles en las naciones del Plata (1917), ya nos hemos referido a éste.

  • Nuestra música: La música española (1920), interesante sistematización de la música española y argentina.

  • De ciudadanía y de Euskarismo (1924), recopilación de artículos críticos acerca del nacionalismo vasco.

  • El “Plus Ultra” en Buenos Aires: Historia de un cablegrama que no existió (1926), sobre la llegada del hidroavión que revolucionó la aviación española y argentina.

  • Teatro Colón: Representación de la ópera “Artzai-Mutilla” (1927), palabras pronunciadas durante el homenaje que se le hiciera al autor en el Teatro Colón de Buenos Aires, el principal teatro de ópera de América del Sur.

  • Por mi Fe y por mi Patria (1930), recopilación de textos polémicos sobre política y religión.

  • La emigración y la Fe (1931), nuevo estudio sociológico sobre los inmigrantes españoles y su relación con la fe.

  • Los ex-soberanos de España: Algunos episodios de la vida de los últimos soberanos españoles, el gobierno de la nueva República española y los últimos acontecimientos (1931), coautoría con el Dr. Carlos Malagarriaga y el Pbro. Dr. Gustavo J. Franceschi.
En 1940, en Buenos Aires, don Félix Ortiz y San Pelayo, músico notable, polemista, activista católico, vasco y patriota español, agradecido con la Argentina y líder de la colectividad española, pasó a la Eternidad. Estaba casado con Luisa Echaniz.

“España se divorció de su legítimo esposo y se ha vuelto a casar con el Liberalismo; y ha buscado un amante en la Masonería; y con su sistema de poliandria y encontrando dos tiranos, se ha prostituido. Mientras Jesucristo era el Noble Esposo de España, ésta marchaba con favorabilísimos vientos, derramando por doquiera la semilla del Evangelio, para justa gloria y renombre de tan amante esposa” -- Problemas pavorosos (Buenos Aires: Editorial "La Facultad", 1915, p. 215).

“Adorámoste, Cristo, y bendecímoste que por tu Santa Cruz redimiste a España de la barbarie arriana, de la musulmana, de la perfidia judía, de las ambiciones y tropelías de países extraños y le concediste días de indeleble e inigualable gloria, regalándole con un Nuevo Mundo, con ejércitos de sabios, de santos, de héroes, con legiones de exploradores que admira el universo mundo, con cuerpo de ejército misionero tan intrépido que no había obstáculo ni dique capaz de impedir que sus esforzados corazones llevaran por todas las latitudes de la tierra nuestra civilización, la civilización evangélica, la que ha redimido a los pueblos de la bestialidad y de la barbarie (…).
“¿Ha dado más honra a España Pi y Margall que San Ignacio de Loyola; es más conocida España por Salmerón que por San Francisco Javier, más admirada por Castelar que por San Francisco de Borja, más enaltecida por las obras vibrantes que salen de las plumas de los sabios del Ateneo que por los PP. Rivadeneyra, Algué, Faura, Civera, Urraburu, Martín y tantísimos otros? (…).
“Levante España la Cruz Redentora que llevó por tierras y mares a todos los extremos del mundo y reine en ella, con dominio absoluto, el Sacratísimo Corazón de Jesús (…).
“¿Hay persona decente que consienta que sus hijos lean las obras de este avaro escritor? (Blasco Ibáñez) ¡Por Dios Santo! ¿Serán capaces los liberales de hacerlo aparecer como maestro de moral? ¿Y permiten que sus esposas e hijas lo lean? Tal vez, pueden creer los airados paisanos del Señor Obispo de Vitoria, que debe conocer a Malthus, que sostiene que hay que poner coto a la procreación. O a Locke y Condillac, que vanamente se esfuerzan queriendo demostrar que el sexualismo explica todos los fenómenos del alma. O a Kant, filósofo copioso lleno de ideas raras sobre la objetividad y subjetividad que nada define, desde que a cada tesis presenta su antitesis correspondiente. Quien dice que cree en Dios, pero que las leyes morales no nos obligan porque vienen de Dios, sino que vienen de Dios porque nos obligan… O de Krausse, ecléctico alemán; o Hegel, que sigue las teorías de Kant; o de Cousin, el institutor de la escuela ecléctica.” -- Un puñado de verdades (pp. 57-9, 61, 202-3)



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viernes, agosto 20, 2010

Invitación y programa a Jornadas sobre la Hispanidad



Centro Cultural Gral. Juan Ramírez de Velasco Gobernador del Tucumán

Tel. 0387 156851531 – E-mail: civilizacioncristianaymariana@gmail.com La Rioja - NOA - Salta

ARGENTINA

VI JORNADA de CULTURA HISPANOAMERICANA por la CIVILIZACIÓN CRISTIANA “Por el renacer del espíritu de gesta...”

PROGRAMA – PONENCIAS

Cabildo histórico de Salta –27 y 28 de agosto de 2010 Declarada de interés legislativo

por la Hon. Cámara de Diputados de Salta Auspiciada por representativas Instituciones

salteñas, norteñas, nacionales e iberoamericanas

Viernes 27 – ponencias de la mañana – Inscripción de los participantes (sin costo)

Comisión Organizadora:

BIENVENIDA A LOS PARTICIPANTES – Breve crónica de las actividades preliminares solicitada por delegaciones de otras provincias:

· Conferencia: Ntra. Sra. del Buen Suceso, certeza de la victoria en nuestros días –

· Renovación de la consagración de la Jornada y acto de reparación al Señor y a la Virgen del Milagro

Prof. Elena B. Brizuela y Doria de Mesquita (La Rioja): CUANDO LOS SANTOS INTERVIENEN EN LA HISTORIA

D. Alejandro Ezcurra Naón - Historiador (Lima – Perú):

EL BARROCO PERUANO Y LA ‘GRACIA BAUTISMAL’ DE AMERICA –VITALIDAD E INSPIRACION PARA EL FUTURO

Viernes – ponencias de la tarde

D. José de Guardia de Ponté, Webmaster de la Hon. Cámara de Diputados – Director de la E.D.I. Salta:

EL MARCO DEL BICENTENARIO – REMEMBRANZAS DE SALTA

Proyección y debate

Dr. Apolo Premoli López (Salta):

LA RELIGIOSIDAD FAMILIAR EN LA SALTA DE ANTES

Prof. Margarita Fleming de Cornejo:

BICENTENARIO, CELEBRACION O REFLEXION PARA RECONSTRUCCION

Comisión de Estudios por la Civilización Cristiana y Mariana:

ANTE LA OFENSIVA INMORAL E IGUALITARIA CONTRA LA ARGENTINA CATOLICA: VER, JUZGAR Y ACTUAR

Sábado 28 – ponencias de la mañana

Lic. María Elena Luna Olmos (La Rioja): MEMORIAS DE UNA VIEJA CASONA

Prof. Ercilia Navamuel, Presidente del Instituto Güemesiano – Directora del Archivo Histórico (Salta), e

Ing. Eduardo Pérez Torres (Salta):

LA EVANGELIZACION DEL ABORIGEN Y LA CRISTIANDAD EN AMERICA

Exposición y proyección

Mg. Arquitecta Susana Josefina Villavicencio de Castellanos (San Miguel de Tucumán):

LOS HOSPITALES Y LAS ORDENES RELIGIOSAS EN LA CONFORMACION DEL NUEVO MUNDO

Exposición y proyección

Sábado - ponencias de la tarde

Dr. Félix Montilla Zavalía (San Miguel de Tucumán): LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN LAS INDIAS OCCIDENTALES -EL 3º CONCILIO PROVINCIAL DE LIMA Y EL 3º CONCILIO PROVINCIAL DE MÉXICO

Cnel. de Caballería (R) D. Carlos Antonio Espíritu Santo Hofmeister Poli (San Pablo – Brasil):

ABOMINACIONES, PERPLEJIDADES, DEBERES Y ESPERANZAS DE LA HORA ACTUAL

Panel – debate con invitados especiales:

OPONGAMOS UNA VALLA A LA DESHONRA Y DESINTEGRACION DE LA FAMILIA ARGENTINA

Entrega de certificados a los disertantes y despedida

******************

Viernes 27 – 21 hs – Comida de camaradería – Club 20 de Febrero Sábado 28 – 21 hs – Comida final – Restaurant céntrico a determinar

Los horarios definitivos se comunicarán en breve

Actividades preliminares

Miércoles 25 de agosto – 18.30 hs. – Museo Casa de Hernández (Peatonal Florida y Alvarado): Conferencia y proyección: Ntra. Sra. del Buen Suceso, certeza de la victoria en nuestros días – Cnel. (R) D. Carlos A. E. S. Hofmeister Poli

Jueves 26: Renovación de la consagración de la Jornada y acto de reparación al Señor y a la Ssma. Virgen del Milagro (Se comunicará lugar y hora)

Nota: la inscripción de la Jornada es obligatoria y sin costo – habrá un bono para los que voluntariamente quieran contribuir con los gastos de organización

Consultas: civilizacioncristianaymariana@gmail.com

Tel. 0387 156851531

AGRADECEMOS SU DIFUSION

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viernes, agosto 06, 2010

Un filólogo carlista en la Argentina

Amado Alonso nació en Lerín (Reino de Navarra) el 13 de septiembre de 1896. Era hijo de Wenceslao Alonso y Clementa García. Su madre era originaria ella Arróniz y una mujer muy piadosa. Tuvo otros cuatro hermanos: José, Valentín, Martina y Felisa.


Su padre Wenceslao se dedicaba por aquellos años a la compraventa de animales. Era veterano de la última guerra carlista y había sido pintado por Zuloaga con el título “El requeté más viejo de la guerra”.


Amado estudió al Seminario de Pamplona entre 1907 y 1912. Fue, luego, alumno no oficial del Instituto General y Técnico de Pamplona, de 1912 hasta 1914.


Aún estudiante, comenzó a colaborar en el diario tradicionalista El Pensamiento Navarro, aunque sin derecho a firmar artículos.


En 1914, pasa al Instituto de Vitoria y comienza como redactor de El Eco de Álava, diario carlista dirigido entonces por el Sr. Uribe.


Ingresa a la Facultad de Letras de Madrid en 1916, donde tuvo como maestro a Ramón Menéndez Pidal. Fue lector de Español en Alemania, entre 1922 y 1924.


A partir de 1924, se desempeña como profesor de Español para Extranjeros en la Residencia de Estudiantes, donde conoce a la inglesa Joan Evans, quien sería su mujer.


Por recomendación de R. Menéndez Pelayo, emigra a la Argentina, llegando a ser director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, durante casi veinte años, entre 1927 y 1946. Tanto quiso a la Argentina que pronto pidió su nacionalización. Victoria Ocampo lo introdujo en su círculo cultural, y allí conoció a Borges, con quien compartiría amistades y polémicas.


En 1946 acepta el ofrecimiento como profesor titular de Español en la Universidad de Harvard, cargo que desempeñará hasta su muerte sólo seis años después.


Falleció el 26 de mayo de 1952 en Arlington, Estado de Massachussets, en los Estados Unidos, y está enterrado en el cementerio de Mount Auburn, Cambridge, en el mismo estado.

Aquí en la Argentina publicó numerosas obras, quizá la más importantes, entre las que se destaca Castellano, español, idioma nacional: Historia espiritual de tres nombres, editado por Losada de Buenos Aires en 1938, cuya tapa reproducimos más abajo. Otras de sus obras fundamentales de este período son El problema de la lengua en América, Poesía y estilo en Pablo Neruda, Gramática castellana (en colaboración con el dominicano también radicado aquí Pedro Henríquez Ureña), y muchos artículos que luego serían recopilados y publicados póstumamente como Estudios lingüísticos: Temas españoles y Estudios lingüísticos: Temas hispanoamericanos, o Materia y forma en poesía o De la pronunciación medieval a la moderna en español.


Aunque para esa época parecería que Amado Alonso había abandonado el carlismo de su infancia y juventud, tenemos el testimonio de Manuel Muñoz Cortés que decía, en la revista Clavileño, en 1952: "Amado Alonso era navarro y cuando le conocí, hace pocos años, comprobé que era cierto cuanto de su vitalidad me habían dicho: su recia figura, su alegría, su vivacidad, herencias sin duda paternas. Su padre, nonagenario, es un espléndido tipo de raza, el requeté más antiguo de España, pintado por Zuloaga, para simbolizar las virtudes de una raza -lealtad, nobleza, gallardía- que nuestro Amado nunca desminitó. ¡Con qué orgullo hablaba Amado Alonso de su padre, de su tierra! ¡Cómo evocaba las tardes de frontón, las bulliciosas mañanas de encierro! Yo estaba hace tres veranos con nuestro amigo en una terraza donostiarra hablando pausadamente de materias filológicas, escuchándole más bien, con esa delicia que era ser aconsejado por él. De pronto, se incorporó vivamente, soltando una exclamación rotunda, de sabor a tierra y a sol, y fue a abrazar a un viejo pelotari. Yo lo he visto exaltado ante una jugada de remonte. Y le he visto reír con mis niños en la playa o ceder a los caprichos de sus hijos. Era y fue siempre un mocé ribero noble y fuerte." (Juan María Lecea, "Navarra en la vida y en la obra de Amado Alonso", Revista Príncipe de Viana, nº 59, 1998)



Sintiéndose siempre un navarro, nunca renunció a su nacionalidad argentina a pesar de los ofrecimientos que se le hicieron en los Estados Unidos. Explicó las influencias peninsulares sobre el castellano tal cual es hablado en la Argentina y sus peculiaridades, e intentó un equilibrio entre quienes querían imponer un "castellano gauchesco" artificial y los que criticaban el "castellano argentino" como idioma bastardo. Terciando, Alonso reclamó la unidad del castellano, del cual, el "argentino" es digno integrante.

Por ordenanza del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, del 5 de abril de 1965, el Instituto de Filología fue renombrado como Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso".

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miércoles, agosto 04, 2010

Invitación a conferencia de Díaz Araujo en Bs. As.

FORVM, en el marco de su ciclo de conferencias 2010, invita a escuchar al Dr. Enrique Díaz Araujo, sobre "San Martín y Bolivar: Su política religiosa". Díaz Araujo es abogado, escritor, historiador y profesor universitario. La cita es el jueves 5 de agosto, a las 19:30 hs., en la calle Bartolomé Mitre 1747, de la Ciudad de Buenos Aires. Entrada gratuita. Informes: info@forvm.org.ar
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lunes, agosto 02, 2010

"¿Los carlistas?... serán los federales de España"


Reproducimos a continuación una divertida anécdota que trae Adolfo Saldías en su Historia de la Confederación Argentina: Rozas y su época (tomado de la 2ª edición, volumen IV, Buenos Aires: Félix Lajouane Editor, 1892, pp. 295 y ss.).




Aunque el coronel [Vicente] González no se destacó como militar, con ser que tenía prestados largos y buenos servicios, gozaba de cierta influencia legitimada por antecedentes honorables y por sus constantes esfuerzos a favor del orden de cosas radicado en el país. Del punto de vista moral y político, puede decirse que era la personificación más acabada del burgués miliciano, ingenuo y ferviente de esa época; cuyo corazón trabajado por las reacciones de los partidos que habían actuado sin éxito desde 1820 dejando en pos de sí la incertidumbre o el desquicio, había concluido por erigirse en templo de la Federación, donde ardía perenne el fuego del entusiasmo por Rozas que era su héroe, sin que los rigores de una vida de sufrimientos y privaciones debilitaran en lo más mínimo la fibra patriótica que lo empujaba.


Español de nacimiento, hizo sus primeras armas en las fuerzas del rey contra los indios de la frontera de Luján, y asistió en 1807 a las jornadas contra los ingleses en Buenos Aires. Poco después fue destinado a Luján con un destacamento de caballería, sirviendo sucesivamente en la frontera hasta 1820 en que apareció entre los amigos que ayudaron al entonces comandante don Juan Manuel de Rozas a restablecer la autoridad legal del gobernador don Martín Rodríguez. Franco, bondadoso y servidor de quien lo necesitase, se atrajo la buena voluntad acariñada de los habitantes de la campaña donde residía. Esto no obstaba a que de su autoridad practicase una limpieza policial en los vecindarios, engrosando el regimiento que mandaba con los vagos y mal entretenidos que le temían, y quienes encontrando en el óvalo largo y descarnado, en la nariz encorvada y puntiaguda y en los ojos vivos y penetrantes de don Vicente, los perfiles característicos del carancho, -- en lo que acertaron probablemente, como quiera que cada rostro humano refleje el de otro animal, -- dieron en llamarle “Carancho del Monte”; apodo pintoresco que variaban algunos de sus íntimos llamándole familiarmente “don Carancho”, sin que por esto ni por cosas mayores se alterase la habitual bonhomía de don Vicente.


Producida la revolución de 1828 y fusilado el gobernador de Buenos Aires, coronel Dorrego, por orden del general Lavalle que lo venció, don Vicente hizo la campaña contra este último bajo las órdenes de Rozas y de López, encontrándose al frente de su Regimiento Número 2 en los combates del puente de Márquez, de las Vizcacheras, etcétera, etcétera. En 1833, al partir Rozas para la conquista del desierto, dejólos especialmente encargados a él y al señor Manuel José de Guerrico, de remitirle al Colorado los ganados y recursos que enviasen al Monte sus amigos, en vista de que el gobierno le negó lo que debía darle para esa famosa expedición. En 1835 el coronel González fue uno de los que el mismo Guerrico, Capdevila, Burgos, Suárez, Fernández y demás hacendados del sur, presidieron las manifestaciones de las campañas para que se otorgase a Rozas la “suma del poder público”. Él fue también quien con motivo
del fallecimiento de la señora Encarnación Ezcurra de Rozas inició la idea de que los militares llevasen luto federal, colocándose él el primero una cinta angosta roja alrededor del kepi, la cual se generalizó entre los civiles y se llamó “cintillo federal”.


El primer bloqueo y agresiones de la Francia a la República Argentina exaltaron la fibra generosa de don Vicente González, que poseído de entusiasmos juveniles escribió a todos sus amigos sobre el santo deber de resistir “a las escandalosas pretensiones del rey Luis Felipe el guarda-chanchos”, dando él el ejemplo y poniendo su espada y todo cuanto tenía al servicio de la causa nacional. En la guerra civil que se subsiguió a la conclusión del tratado Arana-Mackau, el coronel González, fiel siempre a Rozas y a su partido, que no estuvo un momento inactivo. La intervención anglofrancesa exaltó el sentimentalismo patricio de don Vicente. A su edad, su ardorosa indignación asumió las proporciones de esos furores seniles en los que la imaginación recorre sin cesar el campo del sacrificio heroico, magnificando el espectáculo de la muerte, y pidiéndole alas a la muerte misma para aplastar con ella a todos los enemigos condenados!... En esta época don Vicente recorría con una división ligera las costas del Litoral, y se internaba en el Chaco según las exigencias. No obstante esto, había asegurado de tal manera el camino a la correspondencia que mantenían con él los gobernadores, generales y hombres principales de toda la República, que donde quiera que estuviese funcionaban sin cesar sus cinco secretarios, a los cuales les dictaba cartas que reunidas formarían un volumen de literatura heroico-pintoresca. No había noticia que él no supiese de los primeros, y que él no trasmitiese a todos los puntos de la República, adjuntando los diarios y datos que más de una vez recibía de la misma secretaria de Rozas.


Gustábale imponerse de todo aquello en que él creía encontrar analogía o relación con las cosas del país; y en sus cartas se leía, en seguida de sucesos que habían tenido lugar en la Confederación, referencias a los de Inglaterra, de Francia o España. Una vez terminaba una carta a un amigo a quien le adjuntaba unos diarios de España que registraban algunas ventajas de los carlistas. Don Vicente no sabía a punto fijo cuál era el programa político de los carlistas, y se lo preguntó al general Mansilla, quien dirigía la palabra a algunos personajes en una habitación inmediata… “¿Los carlistas?” Repuso el general que le conocía el lado flaco, y que quiso vengarse quizá de la interrupción, “¿los carlistas?... serán los federales de España.” Don Vicente se limitó por el momento a agregar a su carta esta postdata: “Vamos bien por España.”




Sobre el Coronel Vicente González, el "Carancho del Monte", ver artículo correspondiente de Metapedia.






Frente de la casa que perteneciera al coronel Vicente González en San Miguel del Monte.

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Nueva distribuidora

Se nos ha informado la existencia de la distribuidora Buen Combate: En la Ciudad de Buenos Aires, se puede llamar a los teléfonos 4687-1457 ó (15) 4492-6717, o al correo ventas@buencombate.com. Desde el interior comunicarse al (011) 4687-1457, desde el exterior al +54 (11) 4687-1457. En Corrientes escribir a buencombatecorrientes@hotmail.com o llamar a (03783) 15779697. En Mendoza escribir a melysignorelli@hotmail.com o llamar a (0261) 155541158. En General Alvear (Mendoza), escribir a leonardocastellanilibros@yahoo.com.ar o llamar a (02625) 15445604.

Entre los títulos distribuidos que pueden ser de interés para los carlistas, encontramos Catolicismo y Nacionalismo de Alberto Ezcurra Medrano, con prólogo de su hijo el P. Alberto I. Ezcurra, editado por Cruz y Fierro Ediciones, 117 páginas, al muy buen precio de $ 18.-
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La Tradición es la Esperanza

La Tradición es la Esperanza
Ayer

Y hoy