Escribinos a carlismoar arroba gmail.com

Desde "Carlismo Argentino" los alentamos a participar en esta campaña de AICA

jueves, enero 25, 2007

Ya salió...




Para recibir el boletín Acción Carlista en un archivo PDF por correo electrónico comunicarse con accioncarlista@yahoo.es

--> LEER MAS...

martes, enero 23, 2007

Cabalgata de los Mártires de la Tradición - 2007

Como desde hace años, la Hermandad Nuestra Señora de las Pampas organiza su cabalgata de los Mártires de la Tradición en la semana de luna llena de febrero por las sierras pampeanas de Lihué Calel, antiguas tierras de la familia Gallardo, culminando con la Santa Misa el día 11, festividad de Nuestra Señora de Lourdes. Se sale de Pichi Mahuida (antigua estación del Ferrocarril Sud) y se recorren más de 200 kilómetros por el Parque Nacional a lomo de caballo. Como es tradición en dicha asociación pía de unos 60 años de antigüedad, los jinetes se tocan con la boina roja de los carlista. Para mayor información llamar al (03547) 15-451858.
--> LEER MAS...

viernes, enero 19, 2007

El San José de Buenos Aires: ¿Un colegio carlista?

En 1858 se funda en Buenos Aires el Colegio San José de una congregación de origen francés recién fundada: Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram. Los porteños los llamarán “Padres Bayoneses” y al colegio, “Colegio de los Vascos”, tanto por la procedencia de muchos de los hermanos profesores como por los apellidos de muchos de los alumnos (aunque no faltarán italianos y franceses).

La fundación de este colegio era parte del gran esfuerzo misionero que la Iglesia universal emprende en la segundo mitad del siglo XIX, especialmente desde jóvenes congregaciones francesas de carisma educativo. En este caso particular, se trataba de un colegio modelo, no sólo con una buena formación humanística o clásica, sino también con deportes y actividades de culto. Tanto es así que la experiencia entusiasma al presidente Bartolomé Mitre, quien tras varias visitas al colegio y su rector, el Padre Barbé, toma la idea de los primeros colegios nacionales.

A mediados de la década de 1890 ocurre un hecho curioso, indicativo del influjo carlista en el San José. Pasa que hacia 1894 se produce un conflicto diplomático con Chile a propósito de la incursión de militares alemanes que preparaban mapas estratégicos de la Patagonia por encargo del gobierno chileno. Ya desde antes, habían existido problemas en Tierra del Fuego y en la Argentina se veía con resquemor el triunfo chileno en la guerra con Bolivia y Perú. De la disputa política se pasa a la preparación para una guerra.

Ya en 1895, cuando se produce la incorporación masiva de oficiales alemanes a las fuerzas armadas chilenas, la guerra entre ambos países es inminente. El gobierno argentino dispone la modernización de las fuerzas argentinas con el fin de recuperar el equilibrio de poder sudamericano. Entre las medidas tomadas, se dispone el servicio militar de toda la población.

La ley que imponía la instrucción militar, incluía a los colegios secundarios, fue así que los alumnos del San José serían formados por el Hermano Ripa. “Monsieur Ripa”, como era llamado por los alumnos, era Basilio Ripa, un veterano de las guerras carlistas, originario del Reino de Navarra, que, exiliado, entra en la congregación bayonesa y eventualmente terminará enseñando en el colegio de los Padres Bayoneses en Buenos Aires. La milicia colegial del San José adoptó en su uniforme la boina roja de los carlistas.

La congregación a cargo del colegio fundado por el Padre Diego Barbé se enorgullecía de su formación “integral”, no limitada a la catequesis, sino al estudio intensivo de las ciencias y la recreación deportiva. Básicamente por el dominio del idioma, entre los hermanos que operaban el colegio había varios españoles carlistas exiliados que seguramente ayudaron a la conformación de parte de los dirigentes que protagonizarían en la Argentina el renacimiento católico e, incluso, hispanista. Sabemos con certeza que el hermano Ripa, nombrado más arriba, fue durante años director espiritual de alumnos y también de muchos graduados que lo seguían frecuentando.

Entre los alumnos que pasaron por las aulas del San José en esa época se recuerdan los nombres de futuros políticos como Hipólito Yrigoyen (1852-1933) y Benito Villanueva (1856-1933), prelados como Juan Nepomuceno Terrero (1850-1921) y Santiago Luis Copello (1880-1967), futuros generales como Enrique Carlos Alberto Mosconi (1877-1940) y Pablo Richieri (1859-1936), el perito Francisco Pascasio Moreno (1852-1919), el jurista Luis María Drago (1859-1921), un historiador como Ernesto Ángel Quesada (1858-1934), un literato como Ricardo J. Payró (1867-1928), un científico como Pedro Lagleyze (1855-1916) o el pintor Ángel Della Valle (1852-1903).

¿Habrán influido sus profesores carlistas en el hispanismo de Yrigoyen? ¿La presencia de profesores carlistas habrá impulsado a los Terrero, parientes de Juan Manuel de Rosas, a enviar a su hijo, el futuro primer obispo de La Plata? ¿Alguna idea carlista habrá influido en los proyectos nacionalistas del general Mosconi en el desarrollo de la explotación del petróleo? ¿Habrá tenido en el interés de Ernesto Quesada en la figura de Rosas, al que conoció personalmente en su exilio inglés ya octogenario?
--> LEER MAS...

miércoles, enero 10, 2007

Domingo Ereño: Un cura carlista en el Río de la Plata

El sacerdote vizcaíno Domingo Ereño, ex capellán del ejército de Carlos V, tras la derrota en la primera guerra carlista, se afincó en el Uruguay en 1842. En Montevideo fue nombrado teniente cura de la iglesia del Cordón, pero su país de adopción no estaba tranquilo, las luchas que había presenciado en la Península se repetían, en otra escala, en el Río de la Plata.

La situación uruguaya, tras la independencia de 1825, era de enfrentamiento entre blancos y colorados. Los primeros, de ideas federales y tradicionalistas, defensores de la religión (aunque fuese sólo como lema), seguían al presidente legal de la nueva república Oribe, depuesto en 1838 por un golpe. Los segundos, de ideas centralistas o unitarias y liberales, defensores del trilema revolucionario Libertad-Igualdad-Fraternidad (aunque se pensase limitado a un pequeñísimo sector de la sociedad), contaban con el apoyo intelectual, militar y económico de los unitarios argentinos y la diplomacia británica y francesa. Con el apoyo de Rosas desde Buenos Aires, Oribe logra recuperar gran parte de la antigua Banda Oriental, con la excepción de Montevideo.

Debido al bloqueo anglo-francés del Río de la Plata, los emigrados a esta región americana recalaban en el puerto de Montevideo, controlado por los “colorados” de Rivera, de ideas liberales y masónicas. Allí los numerosos veteranos carlistas llegados en esos años fueron reclutados para la defensa de la ciudad rioplatense.

Pero a los pocos días de formado, el batallón colorado de “Los Aguerridos”, formado en su mayoría por carlistas, deserta en masa. Los veteranos peninsulares abandonan así a los enemigos de Dios y la religión, y se pasan al bando de los “blancos”. Con estos y otros hombres, el teniente coronel vizcaíno Ramón de Artagaveytia, también veterano carlista, organiza en el Cerrito, cuartel general de Oribe, el Batallón de Voluntarios Vascos con entre 400 y 700 hombres.

Pasado al bando de Manuel Oribe, en el Cerrito desde 1843, el padre Ereño pasó a desempeñarse como capellán, aunque también servía como camillero y enfermero. Era verdaderamente adorado por “sus” soldados. Al mismo tiempo, se desempeñaba como párroco de “Villa Restauración” –la ciudad de Oribe (hoy barrio Unión)- donde mandó construir la iglesia de San Agustín, que aún existe y donde descansan los restos del líder blanco y los de este cura excepcional.

En 1852 una nueva ofensiva militar conjunta de unitarios argentinos, colorados uruguayos, brasileños y el apoyo militar británico y francés, con dineros de la City londinense, sumada a la traición del federal Urquiza, a cargo del grueso del ejército argentino, ponen fin a los proyectos de Rosas y Oribe. Notable es el hecho que son los “vascos de Oribe”, como se conoce a estos voluntarios carlistas, quienes intentaron negarse a acatar el armisticio previo a la ya inexorable rendición de los oribistas.

En 1853 lo encontramos en Entre Ríos. El Triunvirato que se había hecho con el Uruguay lo había expulsado del país. En su nuevo destino se hizo confidente de un Urquiza un tanto arrepentido de su alianza con los liberales. En dicha provincia mesopotámica, el Padre Ereño fue capellán en Villaguay y, luego, párroco de Concepción del Uruguay (responsable del “templo nuevo”), siendo al mismo tiempo vicerrector del Colegio Nacional.

En 1863 se le ofrece la vicaría de Nuestra Señora del Carmen, en Salto (Uruguay), pero los acontecimientos en dicho país, la revolución de Venancio Flores dando origen a la Guerra del Paraguay, impiden que asuma su puesto. Durante años, se hizo cargo de mantener en secreto los restos mortales del general Leandro Gómez, jefe de la defensa de Paysandú (1864).

En 1869, identificado con los principios de su amigo Ricardo López Jordán –contrario a un entendimiento con los liberales- abandona Entre Ríos y pasa a Buenos Aires. Allí falleció el 27 de marzo de 1871, pasados los 60 años, víctima de la peste de fiebre amarilla que asoló la ciudad en ese año. En 1882 sus restos fueron devueltos a Montevideo.

Imagen: Domingo Ereño, escultura de Ramón Cuadra.
--> LEER MAS...

La Tradición es la Esperanza

La Tradición es la Esperanza
Ayer

Y hoy