Gentileza de su nieto, Prudencio Martínez Zuviría.
Viena, 29 de mayo de 1927.
Muy apreciable Señor, hallándonos en viaje llegaron a ésta los libros que Ud, tubo la suma bondad de enviarnos, con la amabilísima dedicatoria de fecha 28 de noviembre de 1926.
De casa nos avisaron habían llegado libros desde la América del Sur, pero sin decirnos ni los títulos de esos, ni el nombre de la persona que nos los mandaba. Solo después de mucho tiempo pudimos averiguar era Ud. quien nos los mandó.
No volvimos a ésta más que el 19 del presente, y estuve todo el tiempo tan sobrecargado de trabajo que no pude escribirle antes. Hoy por fin vengo a darle a UD. las más expresivas gracias por el amabilísimo envío de los libros escritos por Ud.
Mi mujer y yo hemos leído el libro de “Miryam la Conspiradora”, el que nos interesó sobremanera, está indudablemente bien escrito, y su contenido es palpitante. Nos interesó doblemente por conocer nosotros ese país, y la provincia de Córdoba donde reside Ud. No puede imaginar Ud. la alegría que tubo mi mujer, pues habiendo visto anunciado en los diarios ese libro de Miryam la Conspiradora, tenía la más grande gana de poseerlo, pero no esperaba se realizase. Ud. pues adivinó sus deseos. Con el mayor gusto leeremos enseguida los demás libros y el de San Luis, traducido por Ud. de el directo amigo el Marques ……. Cuan bondadoso fue Ud. de haber pensado en nosotros enviándonos esos libros compuestos por Ud. No sabemos como demostrarle nuestro agradecimiento, apreciable Señor.
A fines de diciembre marchamos de Austria al mediodía de Europa, pues María de las Nieves no soporta bien estos climas de norte. En la triste situación en que nos hallamos ahora (sin la menor culpa de parte nuestra) nos hubiese sido imposible viajar al extranjero, pero logramos realizarlo, gracias a la caridad de un amigo nuestro el Marques de Vissolla (quien a todo trance quiso ayudarnos), y por la venta que hicimos de tierras y objetos de valor. Con la destrucción del Imperio Austríaco y la bancarrota de ésta pequeña república Austríaca, solo nos queda para vivir las rentas de mil hectáreas de bosques en Alta Austria; pero como los precios de la leña bajan, los impuestos aumentan fabulosamente, la vida encarece mucho y con los inmensos cargos de fundaciones de conventos y escualas que tenemos, nos sobra apenas lo indispensable para vivir muy sencillamente. Gracias a mi trabajo de muchos años podíamos hasta la revolución vivir muy holgadamente en Austria. Este gran cambio ahora es muy penoso para nosotros, pero nos conformamos a la voluntad de Dios.
Desde la revolución cedimos nuestro palacio de Albuquerque a la Embajada de España para salvarlo, y vivimos en nuestra casita de Viena. (IV.Theresianum Gass. N.G.)
Con sumo interés seguimos todo lo que pasa en nuestra querida España y nos alegramos infinito de que las relaciones de nuestro país y la República Argentina sean ahora tan cordiales.
Mi mujer y yo damos nuevamente un millón de gracias a Ud. por el amable envío de sus libros y con las mas cariñosas memorias quedo de Ud. muy apreciable Señor D. Hugo Wast.
Alfonso de Borbón y de Austria Este
1 comentario:
No se puede leer nada
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