Escribinos a carlismoar arroba gmail.com

Desde "Carlismo Argentino" los alentamos a participar en esta campaña de AICA

viernes, octubre 08, 2010

Las curiosas relaciones de una familia tradicional porteña con el Carlismo

Simón Pereyra (†1852) era hijo de Leonardo Pereyra de Castro (emigrado a la Argentina en 1767) y de María Mauricia Arguibel (argentina, hija del comerciante Felipe de Arguibel, descendiente de conquistadores). Su hermano mayor, Juan Manuel, había fallecido en el combate del Retiro durante las Invasiones Inglesas. Su padre murió siendo sus hijos aún niños, dejando a su madre en situación económica complicada. Asimismo, era primo hermano por parte de madre de doña Encarnación Ezcurra, la esposa de Juan Manuel de Rosas.

Desde muy joven, Simón trabajó como empleado en la tienda de Manuel Arrotea y por su habilidad y dedicación terminó siendo socio y, luego, único propietario de la misma. Militó en el Partido Federal y fue quien dio trabajo como costureras a la viuda e hijas del Coronel Dorrego. Con la renta de su comercio y, especialmente, como principal abastecedor del Ejército rosista, Simón adquirió dos barcos para comerciar con Europa y campos en Tandil, Balcarce, Ayacucho, Quilmes, Ramallo y Tandileufú, algunos en sociedad con Prudencio Ortiz de Rozas, el hermano del Restaurador, y adquiridos a los indios, fervientes rosistas. En 1850, Juan Rita Pinto de Ximénez, viuda de Pedro Capdevila, vende a Simón Pereyra la estancia “Las Conchitas” cerca de la actual ciudad de La Plata.

Desposó a Ciriaca Iraola, hija del vasco Martín Iraola y María Francisca Brid, que vivía con sus hermanos en casa de los Pereyra. Con ella tuvo 6 hijos. Don Simón fallece dos años después, en 1852.

En su propiedad es que tiene lugar la batalla de Caseros el 3/II/1852, y dos de sus descendientes, María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola, donaron la casa y el famoso palomar, junto a 10 hectáreas de campo, al Estado nacional, donde hoy se encuentra el Colegio Militar de la Nación.

Leonardo Higinio Pereyra (1834-1899) fue el único hijo superviviente de Simón Pereyra y Ciriaca Iraola. Bajo la tutela de su tío José Gerónimo Iraola tras la muerte de su padre, viajó a Europa en 1852 para conocer la actividad agrícola del Viejo Continente, y posiblemente para escapar de las represalias contra los rosistas. En 1857, cerca de Liverpool adquiere el toro reproductor “Defiance” y la vaca “Coral”, ambos de la raza Shorthorn, y que trae a la Argentina, dando origen a su cabaña modelo de cría. Cinco años después, importa el toro “Niágara”, de la raza Heresford. Contrata al paisajista belga Carlos Vereecke para adornar el casco de la Estancia “San Juan” con un parque estilo inglés. Casó con su doble prima María Antonia Iraola, hija de José Gerónimo Iraola (hermano de su madre) y de Antonia Pereyra (hermana de su padre).
A pesar de su condición de “clerical a ultranza”, fue amigo de Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Carlos Casares, Carlos Pellegrini y otros prominentes liberales.

Cuando en agosto de 1887, Don Carlos de Borbón y Austria-Este, luego de un largo periplo americano, llegaba a Buenos Aires, Leonardo Pereyra lo invitó a su estancia “San Juan”, a la que se trasladó en un tren especial y arribó el jueves 11, con su séquito y un grupo de amigos —entre ellos, el vicepresidente Carlos Pellegrini—. Se trató de una verdadera fiesta campera que incluía la cacería de avestruces. Unos días después, Emilio Lamarca, en ese tiempo diputado y consuegro de Leonardo Pereyra, le ofreció un banquete al que asistieron el Arzobispo de Buenos Aires y José Manuel Estraba.

Fallecido Leonardo Pereyra, quien había manifestado su deseo de “construir en sus tierras [una] capilla dedicada al Sagrado Corazón de Jesús”, en 1904, su viuda Antonio Iraola y sus 6 hijos, comenzaron los aprestos para la construcción de la misma en la zona oeste de lo que hoy es el barrio de Barracas. La obra estuvo a cargo del Ing. Rómulo Ayerza, hijo de un veterano carlista. El 10 de junio de ese año fue bendecida la piedra fundamental. En sólo cuatro años y sobre un terreno anegadizo, que solía ser inundado en cada Sudestada cuando crecía el nivel del Riachuelo, se construyó un enorme templo, junto a un convento y escuela, ocupando toda una manzana. Frente a la majestuosidad externa de la iglesia, la nave es sobria y amplia, con inmensos rosetones y un bellísimo altar. La familia equipó el templo con el que es aún uno de los mejores órganos de la ciudad de Buenos Aires. El templo fue consagrado por Mons. Gregorio Ignacio Romero, obispo auxiliar de Buenos Aires y capellán de la Juventud Carlista de Buenos Aires, el 16 de agosto de 1908. Ese mismo año, se inauguró un colegio anexo, confiado a los sacerdotes de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram (Padres Bayoneses). Semejante iglesia mereció que el 22 de noviembre de ese mismo año, el Papa San Pío X la agregara a la Basílica Patriarcal de San Pedro en Roma, y, años después, el 24 de mayo de 1939, el Papa Pío XII la designó basílica menor. La basílica se encuentra actualmente en la Av. Vélez Sarsfield, entre Av. Iriarte y California, en el barrio de Barracas, Ciudad de Buenos Aires.




Por su lado, la famosa Estancia “San Juan” fue dividida entre los 6 hijos de Leonardo y María Antonia. El mayor, Leonardo Pereyra Iraola, obtuvo el sector del casco, el parque y la cabaña de cría, que conservaron el nombre. El otro varón, Martín, y las cuatro hermanas mujeres darían origen con sus porciones al nacimiento de otras estancias: “Santa Rosa”, “Abril” y “Las Hermanas”.

Leonardo Rafael Pereyra Iraola (1870-1943) era el hijo mayor de Leonardo Pereyra y Antonia Iraola. La casa de sus padres contenía una nada despreciable colección de pintura europea original, que atraía a los hombres más importantes de la época, sean políticos, literatos o artistas, y con los que aún de niño conversaba y aprendía. Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires, al tiempo que pasaba largos períodos en la estancia familiar aprendiendo los rudimentos de la ganadería. Junto a su padre, fue militante de la Asociación Católica de Buenos Aires.

Al morir su padre, Leonardo Pereyra, el Dr. Pereyra Iraola se hizo cargo de la Estancia “San Juan”, como se dijo, y, mediante las mejores técnicas agropecuarias, la convirtió en quizá la mejor explotación del país. También, como su padre, fue personaje fundamental de la Sociedad Rural Argentina.

Pero, simultáneamente, siguió con su profesión de abogado y hombre público. Como otros miembros del Club Católico, fue uno de los fundadores de la Unión Cívica, y luego siguió a Leandro N. Alem en la fracción que se denominó Unión Cívica Radical, formando parte de la Convención Nacional de 1897 y, posteriormente, de su Comité Nacional. El famoso Jardín de Florida, desde donde se dio comienzo al movimiento revolucionario de 1890, era propiedad de su familia y fue ofrecido por Leonardo.

Así, fue electo diputado nacional en las primeras elecciones realizadas bajo la Ley Sáenz Peña (1914-18). El presidente Hipólito Yrigoyen lo designó vocal del directorio del Banco de la Nación y de la Caja de Conversión. Asimismo, fue miembro fundador de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria desde 1910 hasta su muerte. Estaba casado con María Teresa Lamarca, hija del famoso líder católico Emilio Lamarca, y tuvo con ella 10 hijos.

Martín Pereyra Iraola era el otro hijo varón de Leonardo Pereyra y María Antonia Iraola. Fallecido su padre, quedó como propietario de la Estancia “Santa Rosa”, a la que, en 1904, le realiza mejoras sustanciales. El paisaje es compuesto según los modelos franceses del siglo XIX, y en 1918 comienzan las mejoras edilicias que seguirán durante más de 40 años.

La familia se extiende en numerosas ramas y los vínculos con el Carlismo se pierden. Pero, como recordaba Arturo Jauretche (por ejemplo, en El medio pelo en la sociedad argentina), los Pereyra Iraola se destacaban de entre los miembros de la clase alta por su catolicismo sincero; incluso, comenta en tono de sorna, los varones de la familia eran famosos no sólo por su piedad religiosa (en tiempos donde lo común era que la religión fuese cosa de mujeres), sino también por su castidad.

1 comentario:

Luciana dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

La Tradición es la Esperanza

La Tradición es la Esperanza
Ayer

Y hoy