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jueves, noviembre 23, 2006

Un poco de historia: Años de preparativos


La primera mitad de la década del ’30 es de preparación. La República no trae el orden prometido. El Carlismo, que en un principio la apoyó, ya se encuentra totalmente desencantado de este régimen que tolera todo tipo de excesos hacia la tradición católica de España.

Mientras tanto, Alfonso Carlos I se dedica a la reorganización de la Comunión Tradicionalista. El monarca carlista refunda la Junta Suprema, bajo la presidencia de José de Selva Margelina (poco después reemplazado por el anciano conde de Rodezno). José Enrique Varela se hace cargo del Requeté y comienza a gestarse la estructura que tanto éxito tendrá en los primeros tiempos de la próxima Cruzada del ’36.

El 10 de agosto de ese año 1932 tiene lugar “la Sanjurjada”, la sublevación del general José Sanjurjo en Sevilla para poner fin a los excesos de la República. La sublevación no encuentra preparado al Carlismo; sin embargo, algunos de sus jefes, como el sevillano Manuel Fal Conde, manifiestan su apoyo a la insurrección.

Por levantar su voz, Fal sufre la cárcel unos meses, pero su valiente actitud no pasa inadvertida, especialmente en su tierra andaluza: En las elecciones de noviembre del ’33, de los 21 diputados carlistas electos, cuatro eran de Andalucía. Y en 1934, tras disolver la Junta, Alfonso Carlos lo nombra secretario general de la Comunión Tradicionalista (posteriormente, será su delegado regio).

Más que amedrentar a los católicos, la impiedad republicana los invita a unirse en grupos de resistencia. Repitiendo la Ordenanza del Requeté y practicando su Devocionario, numerosos jóvenes calzan la boina roja y el fusil. Tal es el número de quienes se suman al Requeté que el 15 de abril de ese año, en el Cortijo del Quintillo (Sevilla), el capitán Barrau, junto al general carlista veterano Diez de la Cortina y el comandante Redondo, pasan revista a los boinas rojas sevillanos.

Percibiendo la necesidad de un modernizar la instrucción militar carlista, en 1935 Alfonso Carlos pone al frente del Requeté a un artillero retirado y antiguo militante de la Falange recientemente ingresado al Carlismo, el teniente coronel Ricardo de Rada, que se hace cargo de una organización que ya cuenta con unos 30 mil voluntarios. Con el nuevo año se organiza el primer Tercio de Requetés en Pamplona con voluntarios entrenados rigurosamente el año anterior.

Por otro lado, conciente de su avanzada edad y de no contar con hijos, el monarca carlista instituye la Regencia en su sobrino político, Don Javier de Borbón Parma, y declara los Fundamentos de la Legitimidad española que deberá respetar el próximo monarca carlista.

Los meses que siguen son extremadamente complicados. Los militantes del Frente Popular atacan los círculos carlistas a la vista de la Guardia Civil que se dedica a detener a los requetés que intentan defender las instalaciones de la Comunión.

Para abril se hace inminente un alzamiento militar ante la intolerable persecución frentepopulista. En el seno del Carlismo se produce un profundo debate sobre la participación en el mismo. ¿Unirse a los monárquicos liberales? ¿a militares que sólo quieren traer “orden” a la República? Tal la diyuntiva.

Por presión de las bases, algunos planean su propio levantamiento, tal el caso del antiguo dirigente integrista y delegado nacional del Requeté, José Luis Zamanillo, rápidamente llamado a disciplinarse.

Por su lado, los generales golpistas debaten sobre la necesidad de contar con el Carlismo. Para junio se hace evidente que sin los voluntarios requetés no habrá posibilidad de triunfo.

La Jefatura carlista expone ante el general Mola los únicos fines políticos que el Carlismo está dispuesto a secundar para sumarse al Alzamiento. Fal manifiesta que no se apoyará una simple asonada republicana y que los boinas rojas sólo combatirán bajo la bandera nacional, la rojigualda.

Algunos carlistas pretenden sumarse al Alzamiento por su lado siguiendo al conde de Rodezno y a Víctor Pradera, pero la dirigencia de la Comunión procura evitar una división de fuerzas ante la inminencia de llegar a un acuerdo digno.

Fal Conde y Mola llegan a un acuerdo y el 14 de julio, desde San Juan de Luz, el regente Don Javier autoriza al Requeté a sumarse al Alzamiento. Para los carlistas, la última Cruzada.

Imagen: El Capitán Barrau acompañando al General Carlista Diez de la Cortina (Héroe de la Última Guerra Carlista) y al Comandante Redondo, pasando revista a los Requetés en el Cortijo de el QUINTILLO el día 15 de Abril de 1934. [Foto gentileza de Requetes.com]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi abuelo Luis Rodríguez, combatiente Requeté en la Guerra, se encuentra en la formación. Es el cuarto por la derecha de la primera fila, a la altura del paso del Capitán Barrau.

Anónimo dijo...

¡Qué honor! Debe estar muy orgulloso.

Saludos


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