Los mártires
¡Los mártires de España! Por entre las grietas de sus sepulcros, alimentados con su sangre y con la substancia de sus huesos, y perfumado con el aroma de sus almas, creció el árbol grandioso de la Monarquía tradicional, como un retoño del árbol de la Cruz. A su nombre se emancipó el pechero, se irguió el noble, creció el Municipio, se alzó la Universidad, se juntaron las fuerzas sociales en las Cortes, y como peldaños de una escala, gradas para ascender a un pedestal, la sociedad española subió hasta el altar, y allí, como una Hostia santa, levantó al cielo el corazón entero de la patria, y como premio de aquel holocausto del amor y de la fe, surgió de los mares un mundo, y la audacia de maravillosos navegantes, y el valor de los héroes que parecen obra de la fantasía, y la fe de misioneros que parecen apóstoles, y de reyes que eclipsaron al sol con la sombra de su manto, España llegó a tener por colonia un continente, y aún ella con sus legiones de santos llegó a parecer una colonia del cielo…
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Un día, la polilla regalista se introdujo en la corteza del árbol secular, y unos hombres que odiaban todo lo que amaron nuestros padres y amaban todo lo que ellos aborrecieron, aplicaron la segur revolucionaria al tronco, y con una alegría salvaje celebraron su triunfo bailando sacrílega danza sobre las aras de los altares, las astillas del trono y los escombros de las tradicionales instituciones. La protesta fue sublime, pero cayeron los cruzados debajo de los traidores…
¿Qué se hizo de aquel pueblo de caballeros dispuestos a dar la vida por Cristo y por la Patria y por el Rey, antes que tolerar una ofensa en la fe o una mancha en el honor? Allí está convertido en la masa oficial y política que le aplasta, en un rebaño de golfos y presidarios sueltos, verdadera colonia penitenciaria, que ha reducido al resto de la sociedad española a manada de siervos y mendigos. Y entre ese poso social, ¿no se descubre ya la veta de oro de donde salieron en otro tiempo raudales de heroísmo? Sí; pero como un siglo de tiranías miserables ha depositado encima tantas escorias, es preciso ahondar en ellas, hasta tropezar con las losas sepulcrales de los mártires, y partirlas con el puño de las espadas, para que salga su espíritu inmortal a informar con nueva vida este pueblo, que está esperando la hora suprema en que resuene con acento vibrante en sus oídos el llamamiento que escuchó Lázaro en la tumba.
--Juan Vázquez de Mella
Nota para “El Legitimista Español” – Periódico Carlista, Año II, Nº 13, Buenos Aires, 10 de marzo de 1899, p. 2. Director: Luis de Mas. Fundador: Francisco de Paula Oller. Reproducida por Bernardo Lossier Almazán en Presencia Carlista en Buenos Aires (Buenos Aires: Santiago Apóstol, 2002; pp. 50-2).
1 comentario:
Gora EspaÑa orain eta beti!
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