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Desde "Carlismo Argentino" los alentamos a participar en esta campaña de AICA

domingo, septiembre 14, 2008

Emocionante

Source: librodehorasyhoradel...

¿Por qué el Carlismo sigue vivo y perseverante a través del tiempo, las vicisitudes y los reveses? ¿Por qué, después de tantas y tantas derrotas… vive todavía? Nunca vencido -siempre a ...
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martes, septiembre 09, 2008

Nueva página web de la Comunión Tradicionalista Carlista

Debido a que en los últimos meses la página en Internet de la Comunión Tradicionalista Carlista, www.Carlistas.es, ha tenido una serie de inconvenientes, se está mudando su contenido a la nueva dirección www.Carlistas.org

La web está aún en fase de construcción y pruebas y su apariencia no es definitiva, aunque pueden ir informándose de las últimas noticias y próximas convocatorias en la misma.

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miércoles, julio 23, 2008

La verdad sobre el 18 de julio de 1936

Manuel Fal Conde, Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista

AET, BOLETÍN DE INFORMACIÓN DEL DISTRITO UNIVERSITARIO DE MADRID
, Castilla, julio 1946
Lo que no fue el 18 de julio
No hablemos de José Antonio quien renegó del Glorioso Alzamiento al ofrecerse espontáneamente a Martínez Barrio a ir en avión a la zona nacional, dejando en rehenes a su familia, para lograr el cese de las hostilidades. Tuvo la suerte de que tan antipatriótica gestión quedara en simple proyecto porque Martínez Barrio no la aceptó, convencido, sin duda, de la escasa influencia que en el Alzamiento tenía Primo de Rivera.

Franco dejó consignado por escrito su criterio acerca de aquellos momentos decisivos para la Patria, en una carta de fecha 23 de junio de 1936, pocos días antes de la fecha gloriosa, dirigida al entonces Ministro de la Guerra, el tan tristemente célebre Casares Quiroga. Todos pueden leerla, y es conveniente que la lean, en las historias de la Cruzada; por ejemplo, la dirigida por Arrarás y la escrita por Aznar. En ella se lee lo siguiente: “Faltan a la verdad quienes le presentan al Ejército como desafecto a la república; le engañan quienes simulan complots a la medida de sus turbias pasiones, presentan un desdichado servicio a la Patria quienes disfrazan la inquietud, dignidad y patriotismo de la oficialidad, haciéndoles aparecer como símbolo de conspiración y desafecto. De la falta de ecuanimidad y justicia de los poderes públicos en la administración del ejército, surgieron las juntas Militares de Defensa. Hoy pudiera decirse virtualmente, en un plano anímico, que las Juntas Militares están hechas. Los escritos que clandestinamente aparecen con las iniciales U.M.E. y U.M.R. son síntomas fehacientes de su existencia y heraldo de futuras luchas civiles si no se atiende a evitarlo, cosa que considero fácil con medidas de consideración, ecuanimidad y justicia. Aquel movimiento de indisciplina colectivo de 1917, motivado en gran parte, por el favoritismo y arbitrariedad en la cuestión de los destinos, fue producido en condiciones semejantes, aunque en peor grado, que las que hoy se sienten en los Cuerpos del Ejército. No le oculto a V.E. el peligro que encierra este estado de conciencia colectivo en los momentos presentes en que unen las inquietudes profesionales con aquellas otras de todo buen español ante los graves problemas de la Patria.
Para Franco, como se ve, los motivos de entonces eran análogos a los de 1917 —favoritismo y arbitrariedad en la cuestión de los destinos— aunque en peor grado que en el año 1917. Es una opinión que debe ser registrada, al hablar de los motivos que a cada uno llevaron al Alzamiento, para ser pesada en su justo valor.
El criterio de Mola también está consignado por escrito y lo han hecho público las historias. Está en el documento de 5 de junio de 1936, firmado por el Director. Consta en él el compromiso de “no cambiar el régimen republicano”, la “defensa de la Dictadura republicana”, la “separación de la Iglesia y el Estado, libertad de cultos y respeto a todas las religiones”. En suma, quería Mola un golpe de Estado dentro de la República, encaminado a salvar la República maldita, conservando las mismas esencias odiosas del régimen execrable, sin olvidar “dotar convenientemente al Ejército y a la Marina” ni la “creación de milicias nacionales”.
En un movimiento de tales características ¿qué podría haber de carácter nacional? No lo es la dictadura, menos aún la república y muchísimo menos la separación de la Iglesia del Estado y la libertad de cultos. La ciencia y la experiencia muestran que la separación y la libertad de cultos son en España factores activísimos de desnacionalización; y si bien la dictadura, al servicio de una necesidad nacional grave y como recurso temporal, puede ser de carácter nacional, al servicio de la república laica y librecultista aumenta la perversidad antinacional de ésta.
Lo que realmente fue el 18 de julio
Esto no obstante, el Glorioso Alzamiento adquirió desde los primeros momentos, más en los primeros momentos, el carácter de una real y verdadera Cruzada, tan nacional como la Cruzada de siete siglos contra el moro, como la gloriosísima Guerra de la Independencia. ¿Cómo se produjo una tan rápida transformación?
Porque en la entrevista de los carlistas con Mola en el Monasterio de Irache —15 de junio— aquéllos se negaron rotundamente a cooperar en el movimiento a favor de la república. Los carlistas que siempre se han movido por causas nacionales no querían intervenir en pleitos interiores de la república, en España siempre punto de encuentro de todo lo antinacional. Y rotundamente rechazaban los propósitos laicistas de la dictadura republicana propugnada por Mola. Firmes en su negativa los carlistas, se centró la discusión en la cuestión de la bandera. Quería Mola que Fal ordenara al Requeté prescindir de la bandera española; Fal resueltamente afirmó que el Requeté saldría con la bandera nacional o no saldría. No cedía Mola ni, como es natural, cedía Fal. Las negociaciones habían llegado a un punto muerto y no se podía llegar al Alzamiento porque los carlistas eran necesarios, como lo hicieron patente los hechos y lo reconocía paladinamente Mola en su informe reservado de 1 de julio, hecho público por las historias: “Está por ultimar, —escribió—, el acuerdo con los directivos de una importante fuerza nacional (los carlistas) indispensables para la acción en ciertas provincias...” Se había llegado a un punto muerto del que no se salía por la tenacidad con que Mola defendía su errado empeño. Afortunadamente ni Mola ni Franco eran los caudillos supremos del Alzamiento. Para éste habían elegido los carlistas, con aplauso de todos, al glorioso general Sanjurjo. Él, con su autoridad de caudillo y la fuerza moral que ningún militar podía negarle, resolvió el pleito aceptando en un todo cuanto los carlistas imponían, porque Sanjurjo, genuinamente español, comprendió enseguida que el Carlismo no imponía una servidumbre partidista, sino el carácter nacional que la obra necesitaba para ser realmente patriótica y no ir a un rotundo fracaso como en el movimiento del 10 de agosto. Le escribió a Mola la carta que pudieron leer nuestros lectores en el boletín anterior, de la que por su importancia reproducimos los siguientes conceptos: “Desde luego, inmediatamente habrá que proceder a la revisión de cuanto se ha legislado en materia religiosa y social, hasta el día, procurando volver a lo que siempre fue España.” “Mi parecer sobre la bandera, debía, por lo pronto solucionarse, dejando a los tradicionalistas usen la antigua, o sea la española, y que aquellos cuerpos a los que hayan de incorporarse fuerzas de esta Comunión no lleven ninguna.”
El Carlismo dio el Sello Nacional a la Cruzada
Triste es decirlo pero es preciso reconocerlo ante los testimonios harto elocuentes de Sanjurjo y Mola; por el error de algunos le fue necesario al Carlismo poner en juego toda su entereza en defensa de su derecho a ir al combate bajo la sombra sagrada de la bandera de la patria, dando con ello un carácter cristiano y nacional al Alzamiento que los Requetés convirtieron enseguida, en Sagrada Cruzada de liberación. Y este gesto obligado de entereza cristiana y patriótica del Carlismo se ha intentado presentar como hijo del cerril antipatriotismo. Mola, en el documento antes citado, lo compara al criminal Pacto de San Sebastián, aunque bien pronto rectificó el lamentable error que pudo ser tan fatal para España; Franco en el prólogo de las obras de Pradera escribió lo que escribió. La verdad documentalmente probada con testigos del máximo valor, es la que acabamos de escribir y sería un crimen seguir manteniendo oculta. La entereza carlista, la firme intransigencia carlista salvó al Alzamiento. Y sigue salvándolo, porque se ha necesitado toda su entereza y toda su firmeza para mantenerse constante en el apartamiento y en la persecución no sucumbiendo a halagos y amenazas, en contra de los logreros del Alzamiento, a quienes poco o nada les importa la suerte de la nación si consiguen saciar sus ambiciones.
A S.M. Don Alfonso Carlos
La sangre carlista derramada a torrentes en la Cruzada, con mayor abundancia en semanas críticas de la primera época, salvó a España en la empresa militar. Pero no han olvidado los carlistas, y es necesario que no olvide nadie en España que los carlistas fueron a la lucha movilizados por una orden de aquel Rey, varón de virtudes, que se llamó Don Alfonso Carlos. A él no le tembló el pulso al firmar la orden de movilización, aunque se llenarían de lágrimas sus ojos al pensar en las vidas de leales carlistas sacrificadas por aquella orden en aras de Dios y de la Patria. Un buen contraste con la huida de don Alfonso, abandonando manto, cetro y corona para que unas parejas de la Guardia Civil no se vieran obligadas a disolver unos motines callejeros. Uno es Alfonso (XIII) hundiendo a España en el caos moscovita; otro es Don Alfonso Carlos salvándola de rodar hasta el abismo. Esto va de rey a rey; uno, el carlista; otro, el liberal.
¡Españoles todos! ¡No lo olvidéis cuando llegue la hora de las grandes resoluciones! Una oración sincera por Don Alfonso Carlos, el Gran Español.
En el boletín clandestino en que apareció este artículo no figura el nombre del autor, pero sí junto al título el dibujo con el rostro de don Manuel Fal Conde, el mismo que acompañaba a sus artículos en El Pensamiento Navarro. Su estilo es, además, inconfundible.
Tomado de Carlismo.es.

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domingo, junio 22, 2008

Recuerdos que podrían haber sido dichos al arribar a Buenos Aires

[Tomado de la excelente bitácora Libro de Horas y Hora de Libros.]

Cuando todos creían que nos habían derrotado en Vergara, yo sabía que volveríamos a levantarnos en armas. Y más temprano que tarde, volveríamos a los caminos. Hablaban de "un abrazo", pero eso era mentira: el abrazo solo se lo dieron el Ayacucho y el Traidor Maroto: Maldita alma de Maroto, en el infierno arda. A cuántos hombres no vimos caer, llevándose la mano al pecho para besar el bendito escapulario. Dejaron viudas, huérfanos desamparados. Y creían que nos gustaba la guerra, que teníamos una insaciable sed de sangre: "facciosos" nos llamaban los papeles del Estado, ellos nos llamaban así, ellos... los renegados de España. No queríamos la guerra, bien lo sabe Dios nuestro Señor. Éramos cristianos viejos, y amantes de la paz: Pero ¡esa paz! Esa paz fundada sobre una traición... ¿cuánto tiempo pensaban los extranjeros que duraría esa paz en España? Cuando tuvimos que regresar a nuestros hogares, no podíamos bendecir la paz pues por una traición fuimos vendidos como vacas en una feria de San Miguel. Ni Roma pagó traidores -recuerdo haber aprendido del preceptor de Gramática; tampoco España, que por cristiana vale más que todos los imperios paganos, puede pagar con amor la paz de los mercaderes.
Y cuando regresamos al pueblo: vencidos, con la cabeza gacha. Llegados a casa, nos aseamos. Salimos a la calle, y los niños nos miraban como a extraños. "-¿Quién es ese zagal?" -preguntábamos. "-El niño de tu novia...". Así era, que la novia con otro se nos había casado. Fuimos a la Plaza de la Victoria, quisimos entrar en el convento de los Padres Mínimos. La puerta trincada, y preguntamos: "-¿Y los frailes?". "-A los frailes los aventó Mendizábal". "-Maldita alma de Mendizábal, flamasón y judiazo". Los frailes ya no vivían en el convento. Cuando a Madre se lo contamos, nos decía: "-Ya no hayy quien vele por las tumbas de los abuelos, ¡qué tiempos, Dios Santo, qué tiempos tan revueltos!". Y supimos que un rico de la Rioja, amigo del Ayacucho, había comprado el convento y en casa morada suya lo había convertido.

El pueblo estaba lleno de forasteros así. Arribistas, agiotistas, espabilados que corrieron para allegar tierras a cuatro reales y medio, mientras gritaban: "Constitución o muerte"... Pero, por desgracia, no murieron. Si hubiéramos ganado nosotros, hubieran gritado: "Dios, Patria y Rey", falsos aprovechados y convenencieros. Y hasta en la cara de algún viejo liberal, natural del pueblo, de aquellos ilusos del Trienio, pude ver la tristeza y el desengaño, cuando, encontrándome en la calle, me apartó y, mirando a un lado y otro pues no quería que conmigo lo vieran, me dijo:

-Servilón le llamaba yo a tu padre, y ahora esta plaga de forasteros ha llenado el pueblo. Se pavonean por sus dineros, y liberales se llaman; pero tú y yo sabemos que no son ni liberales ni de aquí: son ricachones forasteros. Jomío, qué vergüenza... Si hubiera llegado a saber yo...

Las cosas habían cambiado mucho. En las noches de verano nos sentábamos a la puerta de la casa. Madre, con sus achaques, la vecina Carmen y Amador. Me pedían que les contara la de Orbaiceta, y la de Majaceite, pero Madre siempre salía en mi defensa y les decía a los vecinos: "Dejadlovos, dejadlovos... Para qué rememorarse de esas fatigas... Ya pasó, ya pasó...". Y yo miraba al cielo estrellado, de astros rutilantes, y decía a Carmen y a Amador, aprovechándome de la sordera de Madre: "He visto caer más hombres que estrellas hay en el firmamento, y todos ellos están ahora en los Ejércitos de Dios el Señor de los Ejércitos".

En la campaña de la aceituna. Cuando, gracias al primo Damián, podía echar unos jornales, íbamos al Cortijo de la Deseada. Y allí, sí, por las noches hacíamos menos crudos aquellos inviernos, y contaba como un veterano la de Orbaiceta, y la de Majaceite y también la noche triste de Luchana. Y cuando cesaba de relatar aquellas briegas, quedábamos todos en suspenso. En el cortijo, a la vera del llar estábamos, y, en el silencio, miraba las ristras de ajos, morcillas y chorizos: ganas me daban de echarlas a la talega, coger la escopeta y otra vez echarnos al monte... Ya veríamos quién ganaba esta vez.

Y los años fueron pasando, en un quiero pero no puedo. Pero muchos de los zagales que mis historias oyeron, ya mozos, otra vez las escopetas cogieron y al campo, al campo se fueron. "¿Cuándo te vas?" -decían en la plaza a un motilón, el hijo de la Dolores. "Muy pronto pondremos la cruz en el Calvario, que ya está llegando el carro a la posada... Y dando el Cristo en un verbo tendremos Rey, que las naciones no se gobiernan con reinas." Nunca los oían los ricos, pues los ricos no salían de sus "conventos". Y esa es mi gloria, que muchos me oyeron. Que los niños que ayer fueron, hoy son mozos despejados que otra vez al monte, como las cabras, han tirado. Ya no tengo yo años, para acompañarlos, pero frente al Sagrario estoy, Señor, rezando. No los dejes de tu mano. Hoy como ayer, y mañana como hoy... Que nunca deje España de tener hombres que sepan que hay cosas que defender, que no se puede estar en la casa, como un calzonazos, mientras los lobos con piel de cordero se comen a las gallinas de nuestro corral. Como alimañas que son, así hay que tratarlos. Y si pocos somos, Señor, envía tus Santos Ángeles para exterminarlos.

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jueves, mayo 22, 2008

¿Liberalismo católico?

No he creído necesario aclarar qué entiendo por liberalismo católico porque desde las filas del carlismo venimos luchando contra el mismo desde que apareció en Francia en el primer tercio del siglo XIX. Del mismo dijo el Beato Pío IX que era más pernicioso que los revolucionarios de la Comunne de París.

Consiste el liberalismo católico... No puedo explicarle en qué consiste porque es un absurdo intento de unir el Catolicismo con la Revolución. Sí puedo hacer una descripción del mismo.

Los liberales católicos predican la libertad, la tolerancia y el diálogo. Pero lo practican con los no católicos, incluso con los enemigos de la Iglesia. Mientras tanto, a nosotros, a los católicos fieles en todo y que nos hemos opuesto a la Revolución con todas nuestras fuerzas y a base de sacrificios, nos insultan, nos descalifican o nos ningunean. Para nosotros no hay libertad ni tolerancia ni diálogo. De eso hay mucho ahora en España y así nos van las cosas. Los liberales católicos han tenido éxito en ocasiones en cuanto que han llegado al poder. Pero su actuación desde el poder ha resultado estéril para la sociedad. Se ha traducido en una descristianización de Europa, promovida desde el poder.

Me habla Vd. del liberalismo económico. ¿En qué consiste realmente? ¿En el enfoque de las empresas y negocios, prescindiendo de toda moral, a la busca del máximo beneficio? ¿En el derecho de los patronos a pagar a los obreros los sueldos más bajos posibles? ¿En facilitar a los grupos poderosos se apoderen de las empresas pequeñas florecientes?

El liberalismo no es la libertad ni en lo político ni en lo económico. Es la libertad de quien tiene poder, político o económico, para oprimir a quien no lo tiene. Es la libertad... para unos pocos.

Carlos Ibáñez Quintana
en Carlismo (Foro de Debate)
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sábado, abril 26, 2008

El Padre Castellani y el Carlismo: El Colegio Inmaculada

De la biografía escrita por el Dr. Sebastián Randle (informes y pedidos a ventas@vorticelibros.com.ar):

Algunos [de los jesuitas del Colegio] eran eminentes.
A mí me educaron jesuitas españoles que me hicieron algo de mal y mucho bien; y uno de los bienes fue que me hicieron vivir cinco años en el Colegio Inmaculada de Santa Fe rodeado de esos libros...
[...]
Como fuere, él nos contó que en el Inmaculada comenzó a leer a los españoles, tal y como se lo recomendaban los jesuitas de entonces. Así conoce a Jovellanos, Donoso Cortés, Balmes, Nocedal, Tamayo y Baus, Adolfo Claravana, Pedro de Alarcón, Aparisi Guijarro, Menéndez y Pelayo, Pereda... y Santa Teresa de Jesús.
[*Liberalismo, p. 134 et seq. En Conversaciones, Castellani recuerda que el Colegio recibía una revista "De Broma y de Veras, donde publicaban cosas de Aparisi Guijarro, de Jovellanos, de Vázquez de Mella y los demás tradicionalistas españoles" (p. 42). Por otra parte en una carta dirigida a Dardo Cúneo, dice que no tuvo "...una educación argentina. Al salir bachiller en 1917 conocía a Aparisi Guijarro, Adolfo Claravana, Nocedal, Menéndez Pelayo, Balmes, Santa Teresa y el P. Isla; y no sabía ni el nombre de Sarmiento. Me educaron españoles carlistas" (Borrador de fecha 20-II-70).]


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viernes, febrero 29, 2008

Nuevo número de "Ahora Información"



Sumario:
1. Portada, para que triunfe el mal
3. Editorial, socialismo o libertad
4. Cartas al Director
5. M.a. Bernáldez. Entrevista sobre EpC.
7. G. Navascués. Aborto en España
10. Revista de prensa
-La COPE no es católica
-Mercantilizar todo
-Rodríguez acorrala a Dios
11. J. M.ª M. de Rosales. La expaña negra.
12. Comentarios vizcaínos
- No tengáis miedo.
- Derrochar nuestro dinero.
- El nuevo Beato José Gafo, O.P.
15. W. Stansky. Radio Marija en Polonia.
19. J. Garisoain. La CTC a las elecciones.
20. Despierta. Vota CTC.
22. Candidatos por la CTC: Senado y Congreso.
23. Zortzigarrentzale. El problema de los católicos.
24. A. Renedo. Sobre lo innegociable.
25. E. Palomar. 30 de diciembre. Obviedades.
26. D. Negro. Catolicismo y democracia (2)
30. Libros. - M. Aranguren, La sangre del pelícano.
- J. J. Esparza, La gesta española.
- Ph. E Johnson, Juicio a Darwin.
- M. Menéndez Pelayo. Historia de España
32. Comunión Tradicionalista Carlista.
35. C. Ibáñez. La imposible convivencia.
38. Cantares, gestas, amores. 175 aniversario: 1833-2008.
40. Despierta. Elecciones 2008.

Ahora Información
C/Zurbano, 71. Of. 3
28010 Madrid
carlistas@carlistas.es
www.carlistas.es
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martes, febrero 12, 2008

Nuevo video no oficial de pre-campaña de la CTC

El 9 de marzo de 2008 la Comunión Tradicionalista Carlista se presenta al Senado en toda España. Un simpatizante realizó el siguiente video:


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miércoles, enero 23, 2008

Nuevo sitio sobre historia del Carlismo

La Delegación de Historia y Cultura de la CTC informa la puesta en marcha del sitio "Carlistas: Historia y Cultura".

Los invitamos a visitarlo y colaborar con esta nueva iniciativa.


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viernes, diciembre 28, 2007

Innegable origen hispánico de los cantares populares navideños

Camina, camina
la Virgen María.
A San José lleva
en su compañía.
Compañía más dulce
no podrá encontrar.

A Belén camina;
no pueden parar,
que antes de las doce
desean llegar.

Siguen caminando,
San José a la par.
"--Camina, María,
si puedes andar;
ya los gallos cantan:
cerca está el lugar.


Composición tradicional anónima recopilada por Juan Alfonso Carrizo en el Norte argentino, bastante difundida a comienzos del siglo XX bajo el nombre de "La Peregrinación". Es de antiguo origen hispánico; los versos en bastardilla pertenecen a los denominados "cantares de camino", de moda en la España de los siglos XV y XVI.

Los que hacemos Carlismo Argentino les deseamos a todos los españoles de ambas márgenes del Atlántico unas muy felices y santas Navidades, una feliz celebración de Reyes y un buen comienzo del año 2008 de Nuestro Señor.



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lunes, diciembre 17, 2007

El fuero viejo de Castilla

En momentos de catarsis, una de las mejores maneras de preparar el futuro es mirar hacia atrás. No con nostalgia, no empleando el retrovisor a modo de prospección de futuro, sino como afianzamiento de unos cimientos necesarios para poder construir el edificio con calma y seguridad.Y en estos momentos en que las estructuras parecen comidas por las termitas, parece que llega la ocasión de hacer una visita a uno de nuestros textos clásicos que forjaron la convivencia en España: El Fuero Viejo de Castilla.Acudimos a una reimpresión de la edición de 1771, una de las menos contaminadas por visiones posteriores, y nos encontramos una estructura en cinco libros donde se desgrana como el señorío del Rey de Castilla debe impartir justicia, y como ésta no es una veleta que, según la moda, debe orientarse. Vemos como se protege al humilde frente al poderoso, vemos como las herencias son algo cuidado, casi mimado, vemos el especial hincapié en el castigo a los que fuerzan mujeres, a los asesinos, como se protege a los huérfanos y como se rige con justicia los intercambios comerciales.Y tenemos una profunda envidia.

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[Tomado de Palabra y Obra]
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martes, octubre 30, 2007

Beatificación de los 498 mártires de la España republicana


Acá video de la ceremonia de beatificación de los mártires de España. En primer plano, con banderas rojigualdas con el Sagrado Corazón o la Cruz de San Andrés, los miembros de la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) que estuvieron presentes en la Plaza de San Pedro.


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lunes, octubre 22, 2007

El Mal Menor


Estamos a menos de una semana de las elecciones presidenciales en la Argentina, y es cada vez más habitual escuchar a muchos católicos decir que van a votar a cualquier candidato que se oponga a la actual primera dama, con tal que tenga alguna posibilidad de vencerla. Se dice que se hace esto para evitar el mayor de los males, que sería el triunfo de la Sra. Cristina Fernández de Kirchner.

Quienes hacemos Carlismo Argentino, ponemos a disposición de todos un trabajo de Javier Garisoaín Otero, actualmente Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista, acerca del concepto de "Mal Menor" en política, a la luz del Magisterio de la Iglesia:

Doctrina y táctica del Mal Menor

por F. Javier Garisoain Otero

Quisiera decir algo católicamente correcto sobre el concepto de “mal menor”. Y explicar que una cosa es la lícita doctrina moral del mal menor y otra más discutible la táctica política del mal menor. La táctica política malminorista es, desde hace doscientos años, seña de identidad del llamado catolicismo liberal, una ideología que ha pretendido conciliar la Verdad que predica la Iglesia con el relativismo y el naturalismo. Soy consciente de que muchos católicos sinceros siguen confiando en las tácticas maquiavélicas del mal menor y del voto útil tal vez porque no acaban de descubrir otra que les convenza. Después de pensarlo un poco les diré mi opinión: que hacer propuestas malas sabiendo que son malas y esperando con ello evitar el triunfo de propuestas peores suena, cuando menos, bastante inmoral. Y además es ineficaz.

La doctrina moral del Mal Menor
Los buenos filósofos explican que el mal no tiene entidad propia porque sólo es ausencia de bien. El mal menor pues no es más que carencia de bien. Y en este sentido mal menor es exactamente lo mismo que bien mayor. Como en el ejemplo de la botella “medio llena”o “medio vacía”sabemos que el nivel puede cambiar a más o a menos. Sabemos que diversas limitaciones internas o externas nos alejan siempre de la perfección individual y social. Por eso la doctrina del mal menor, que exige procurar siempre el mayor bien posible y evitar el mal en lo posible, es válida siempre. Ante una elección -suponiendo que nuestra única responsabilidad sea elegir- no existe otra posibilidad de rectitud ética que elegir lo mejor. Y si todo es malo hay que elegir el mal menor. Y no estará de mas convenir que en ciertos casos el negarse a elegir, es decir, la abstención, aún siendo un mal, puede ser el verdadero mal menor que estamos buscando. Todo ello suponiendo -insisto- que nuestra única responsabilidad sea elegir. La cosa cambia, como veremos, si nuestra responsabilidad no es elegir, sino hacer, o proponer. Al fin y al cabo vivimos en una sociedad plural en la que tenemos el deber de participar. ¿Se satisfará ese deber con la mera elección pasiva del mal menor? Si el llamamiento es a participar, a hacer, a construir, habrá que HACER el bien.

La táctica política del Mal Menor

La táctica política del mal menor ya no se limita al momento electoral, pues consiste en proponer unos males (menores) para evitar que triunfen otros males (mayores). Es la tentación política que nos acosa cuando tenemos la responsabilidad de hacer propuestas. Y llegados a este punto he llegado a una conclusión: desde el punto de vista ético nunca puede ser lícito proponer un mal, aunque éste sea menor. He aquí algunos argumentos de por qué no es bueno el malminorismo:

- Porque la doctrina católica es clara al respecto cuando afirma que la conciencia ordena “practicar el bien y evitar el mal”(Cat. 1706 y 1777), que no se puede “hacer el mal”si se busca la salvación (Cat. 998) y que “nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien”. (Cat.1789)
- Porque la responsabilidad de los laicos católicos no puede limitarse a elegir pasivamente entre los males que los enemigos de la Iglesia quieran ofrecer, sino que debe ser una participación activa y directa, “abriendo las puertas a Cristo”.
- Porque el mal menor pretende asignar a los católicos un papel mediocre y pasivo dentro del nuevo sistema “confesionalmente aconfesional”.
- Porque el mal menor convierte en cotidiana una situación excepcional.
- Porque una situación de mal menor prolongada hace que el mal menor cada vez sea mayor mal. Los males “menores”de nuestros días pesan demasiado como para no evidenciar un enfrentamiento radical con el Evangelio: el individualismo, la relativización de la autoridad, el primado de la opinión, la visión científico-racionalista del mundo... principios que se manifiestan en la pérdida de fe, la crisis de la familia, la corrupción, la injusticia y los desequilibrios a escala mundial, etc.
- Porque la táctica del mal menor se ha demostrado ineficaz en el tiempo para alcanzar el poder o reducir los males.
- Porque es preciso exponer en su integridad el mensaje del Evangelio ya que “donde el pecado pervierte la vida social es preciso apelar a la conversión de los corazones y a la gracia de Dios”(...) y “no hay solución a la cuestión social fuera del Evangelio”(Cat. 1896)
- Porque la propuesta de un mal por parte de quien debiera proponer un bien da lugar al pecado gravísimo de escándalo que es la “actitud o comportamiento que induce a otro a hacer el mal”). (Cat. 2284). A este respecto es muy clara la enseñanza de Pío XII: “Se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o estructuras sociales que llevan a la degradación de las costumbres y a la corrupción de la vida religiosa, o a condiciones sociales que, voluntaria o involuntariamente hacen ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana conforme a los mandamientos (...) Lo mismo ha de decirse (...) de los que, manipulando la opinión pública la desvían de los valores morales”. (Discurso de 1/6/1941. Recogido en: Cat. 2286).
- Porque un mal siempre es un mal y “es erróneo juzgar la moralidad de los actos considerando sólo la intención o las circunstancias”(Cat. 1756).

Cómo nace el Mal Menor
Históricamente, la táctica política del mal menor nace en la Europa cristiana postrevolucionaria de la mano de dos movimientos políticos católicos: el catolicismo liberal y la democracia cristiana. Es complicado desentrañar los motivos que llevan a sus promotores a adoptarla en la teoría. Y son contradictorios los hechos y las decisiones adoptadas en la práctica. No entraré a juzgar la intención. En muchas ocasiones los malminoristas han sido hombres de iglesia, católicos inquietos por los avances de la revolución y deseosos de hacer algo en un contexto de debilidad de la respuesta católica a la revolución liberal. Se puede llegar al malminorismo por diversos motivos que se superponen y entremezclan:

- Por “contaminación”del pensamiento revolucionario y el deslumbramiento ante la aparente perfección de las nuevas ideologías. Buscando, por ejemplo, el compromiso de la Iglesia con una forma política concreta (nacionalismo, parlamentarismo, democracia de partidos, etc.)
- Por exageración de los males del Antiguo Régimen y su identificación con la misma Doctrina Católica.
- Por cansancio en la lucha contrarrevolucionaria, por el acomodo conservador de quienes están llamados a la valentía.
- Por una derrota bélica de las políticas católicas, o tras un período intenso de persecución religiosa.
- Por una aparente urgencia de transacción con los enemigos de la Iglesia a fin de que, al menos, sea tolerada por unas autoridades hostiles una mínima labor apostólica.
- Por maniobras de partidos revolucionarios que intencionadamente procuran sembrar dudas y división entre los católicos.
- Por la carencia de verdaderos políticos católicos lo cual anima la intromisión del clero en la política concreta.
- Por la misma intromisión clerical en el juego político lo que a su vez retrae de la participación a unos y desautoriza la labor independiente -y tal vez discrepante en lo contingente- de otros laicos.
- Por ingenuidad de los católicos que confían sin garantías en las reglas del juego establecidas por los enemigos de la fe.
- Por una sobrevaloración del éxito político inmediato olvidando que, como dice el catecismo: “el Reino no se realizará (...) mediante un triunfo histórico de la Iglesia en forma de un progreso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal”. (Cat. 677)
- Por una creciente desorientación y falta de formación del pueblo católico que genera pesimismo o falta de fe en la eficacia salvadora de los principios del Derecho Público Cristiano.
- Por un enfriamiento en la fe y la religiosidad. Porque sin ayuda de la gracia es muy difícil “acertar con el sendero a veces estrecho entre la mezquindad que cede al mal y la violencia que, creyendo ilusoriamente combatirlo, lo agrava”. (Centesimus Annus, 25. En Cat. 1889)

Cómo ha evolucionado la táctica del Mal Menor
La táctica del mal menor no se ha introducido de golpe en ningún momento. Lo ha hecho de forma progresiva (a peor) a lo largo de los dos últimos siglos. En la historia política de los países europeos se podrían identificar las siguientes situaciones: - En un primer momento, tras el choque violento de la revolución, y argumentando el accidentalismo de la Iglesia (que corresponde a la institución pero no a los laicos), los malminoristas toleran, consienten y hasta promueven la disolución de estructuras políticas y sociales tradicionales (monarquía, gremios, instituciones religiosas, bienes comunales, etc.) que eran de hecho un freno a la revolución.

- Paralelamente a la secularización de la política y por un cierto maquiavelismo, empiezan a omitir los argumentos religiosos a la hora de hacer propuestas con la ilusión de captar así el apoyo de los no católicos. Algunos llegan a afirmar como justificación para no hablar de la Redención que “la doctrina cristiana es más importante que Cristo”lo cual no deja de ser puro pelagianismo.
- El paso siguiente en la táctica malminorista es el intento de unión de los católicos en torno a un programa mínimo pero no para presentar una alternativa al nuevo régimen sino para integrarse mejor en él con la idea de “cambiarlo desde dentro”. Para ello se procura el desprestigio de otros políticos y tácticas católicas marginales.
- Un recurso frecuente en los malminoristas es tratar de ganar la simpatía de la jerarquía mediante promesas de “paz y reconciliación”que permitan la reconstrucción material de las Iglesias y el mantenimiento regular del culto. Se trata de un intento desesperado de salvar “lo que se pueda”, de tentar a la jerarquía de la Iglesia con una dirección política que no le es propia. Que podría ser algo excepcional, pero no la tónica habitual de participación política católica.
- En ocasiones son los propios obispos o miembros del clero quienes promueven grupos políticos en esa línea con una mentalidad puramente defensiva de la Iglesia. Esta intromisión empobrece la acción política de los católicos, la hace “ir a remolque”de las propuestas revolucionarias, y compromete a la Iglesia con soluciones políticas legítimas pero opinables. Cuando alguien propone hacer acción social, como lo hizo en España un influyente obispo, “para que no se nos vayan los obreros de la Iglesia”está falseando la finalidad de la verdadera acción social, que no puede ser un mero instrumento de catequesis, sino un deber de justicia y responsabilidad de los laicos.
- El caso del Ralliement propuesto por León XIII, que envalentonó aún más a los enemigos de la Iglesia en Francia, o la verdadera traición de ciertos obispos mexicanos a los católicos cristeros, milagrosamente perdonada por el pueblo fiel, son dos ejemplos de las nefastas consecuencias a las que puede llevar el malminorismo. En este sentido la claridad del Concilio Vaticano II al exigir la abstención del clero de toda actividad política representa una rectificación importante. Es preciso reconocer que el empeño cobarde de algunos cristianos por buscar la mera supervivencia material de la Iglesia, la “añadidura”, ha sido un anti-testimonio escandaloso. Es un escándalo que quienes dicen con el Evangelio “Buscad el Reino de Dios y su justicia...”olviden que el mal moral es “infinitamente más grave”que el mal físico. (Cat. 311)
- Más recientemente y coincidiendo con la euforia previa al Concilio Vaticano II se procuró la disgregación de partidos, asociaciones, instituciones y estados católicos con la idea de potenciar una especie de “guerra de guerrillas”que pudiera conquistar así la opinión pública y llegar a todos los rincones del entramado social. Los resultados están a la vista: no sólo se han debilitado o extinguido las antiguas herramientas sino que además no ha surgido esa nueva”guerrilla”y no se ha conquistado nada nuevo -o poco- que no fuera ya católico.
- El último paso del malminorismo y la demostración palpable de su maquiavelismo es la justificación del voto útil lo que, paradójicamente, contradice el mal menor porque propugna que se vote no ya al menos malo, sino a la opción que tenga mayores posibilidades de triunfo, aunque sea peor que otras opciones con menos posibilidades.

La ineficacia del Mal Menor

Al analizar la génesis y desarrollo de las tácticas malminoristas, en ningún caso condeno aquí la intención de quienes las han apoyado o apoyan. Simplemente quiero constatar algunas razones que expliquen por qué el malminorismo nunca consigue lo que se propone. No consigue reducir el mal mayor:

- Porque las energías que debían gastarse en proponer bienes plenos se gastan en proponer males menores.
- Porque es una opción de retirada, pesimista, en la que el político católico esconde sus talentos por temor, o por falsa precaución.
- Porque la táctica del mal menor predica la resignación; y no precisamente la resignación cristiana, sino la sumisión y la tolerancia al tirano, a la injusticia y al atropello. Con tácticas malminoristas nunca se habría decidido el alzamiento español de 1936, ni habría caído el muro de Berlín. No habría habido Guerra de la Independencia Española, ni insurgencia católica en la Vendée, ni Carlistas en España, ni Cristeros en México. Y tal vez ninguna oposición habría encontrado el avance islámico por Europa. No habrían existido ni Lepanto, ni Cruzadas, ni Reconquista.
- Porque el mal menor se presenta como una forma inteligente de favorecer económica y físicamente a la Iglesia olvidando que la mayor riqueza de la Iglesia -su única riqueza- es el testimonio de la Verdad, testimonio que si sigue hoy vivo es gracias a la sangre de los mártires.
- Porque hay ejemplos sobrados en los que el triunfo del malminorismo ha dado el poder a partidos que reclamando el voto católico han amparado, y eso ha pasado en media Europa, una legislación anticristiana (divorcio, aborto, etc.). En definitiva, el malminorismo no ha sido derrotado nunca porque en sí mismo es una derrota anticipada, una especie de cómodo suicidio colectivo. Es el retroceso, la postura vergonzante y defensiva, el complejo de inferioridad. Defendiendo una táctica de mal menor, los cristianos renuncian al protagonismo histórico, como si Cristo no fuese Señor de la historia. Se creen maquiavelos y sólo son una sombra en retirada. Niegan en la práctica la posibilidad de una doctrina social cristiana, y niegan la evidencia de una sociedad que, con todas sus imperfecciones, ha sido cristiana. El malminorismo, contrapeso necesario de una revolución que en el fondo es anticristiana, ha fracasado siempre, desde su mismo nacimiento. En cambio, la historia de la Iglesia y de los pueblos cristianos está llena de hermosos ejemplos en los que el optimismo -o mejor, la esperanza cristiana-, nos enseña que es posible, con la ayuda de Dios, construir verdaderas sociedades cristianas. La política cristiana no ha fracasado en la medida en que todavía hoy seguimos viviendo de las rentas de la vieja cristiandad occidental.

Conclusiones

Es alentador comprobar que, gracias a Dios, los errores filosóficos o teológicos, cuando se concretan en movimientos y personas, siguen adelante en medio de felices incongruencias, acuciados por la realidad de las cosas. Raras veces llegan a desarrollar las últimas consecuencias de sus principios. Por eso el resultado de una acción política, aunque parta de unos principios erróneos, es incierto y sorprendente. “Dios creó un mundo imperfecto, en estado de vía”. (Cat. 310) y ni siquiera el acceso al gobierno político de personas santas podría eliminar todas las imperfecciones de este mundo. Una vez reconocida esta tremenda limitación de la realidad política, nuestra responsabilidad de laicos católicos no puede ser la resignación ante un mundo imperfecto, sino la lucha y la aventura por procurar el acercamiento a ese ideal de perfección que propone también a un nivel social el Evangelio. Aquí radica el verdadero y sano pluralismo que debe existir entre los católicos, porque sin reconocer cierto “derecho a la equivocación”será imposible rectificar y mejorar. La Doctrina de la Iglesia está pidiendo a los laicos católicos una participación activa en la vida política, solos o acompañados. Todo llamamiento a la unidad entre los católicos no puede exigir mas que una unión en los principios pre-políticos, es decir, en torno a una misma idea de bien común. Y esa acción política católica es responsabilidad exclusiva de los laicos, no de la Institución jerárquica. Laicos solos, o laicos agrupados. Pero laicos. En cuanto a los conceptos de mal menor y voto útil, estas son mis conclusiones:

- El mal menor como doctrina moral es siempre válido si nuestra responsabilidad es exclusivamente la elección.
- El mal menor como táctica política nace en la Europa postrevolucionaria en un contexto de debilidad de las opciones políticas cristianas.
- La táctica del mal menor es pesimista e ineficaz.
- La táctica política del voto útil es puro maquiavelismo político y aunque aparentemente contradice la táctica del mal menor es en realidad una vuelta de tuerca en una misma concepción que esteriliza la acción política de los laicos católicos.

F. Javier Garisoain Otero

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miércoles, octubre 17, 2007

Otro texto histórico


MANUEL RODRIGUEZ, EDITOR

HISTORIA

DE

DON CARLOS DE BORBON Y ESTE,

Y DE SU AUGUSTA FAMILIA,

DESDE EL CONVENIO DE VERGARA HASTA NUESTROS DIAS,

POR

DON E. PABLO DE CORDOBA.


______________

TOMO SEGUNDO
______________



MADRID: 1870.
_________

OFICINAS Y ADMINISTRACION,
Plazuela del Biombo, núm. 2.




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viernes, octubre 12, 2007

Nota de prensa de la CTC ante el día de la Hispanidad


Los vínculos de unidad de los pueblos hispanos han sido siempre la Monarquía y la Fe católica


11.octubre.2007

En el día de hoy, Día de la Hispanidad y de Su Patrona, Nuestra Señora del Pilar, la Comunión Tradicionalista Carlista felicita a todos los españoles e hispanoamericanos y declara lo siguiente:

La fiesta de la Hispanidad, símbolo de la unidad esencial de los pueblos hispánicos, comenzó a celebrarse en Argentina (1917) antes que en España (1918), extendiéndose después su celebración a muchos otros países de Hispanoamérica. La CTC recuerda que los vínculos de unidad de la Hispanidad han sido siempre la Monarquía y la Fe Católica y que cualquier intento de unidad fracasará si no se apoya en esas raíces comunes a todos los estados hispánicos.

El significado de esta celebración adquiere hoy día mayor relieve que nunca, cuando la Patria común de todos los españoles es vilipendiada y pisoteada desde diversos entornos separatistas con la inactividad cómplice del Gobierno de la nación y las débiles protestas del principal partido de la oposición.

Al hilo de los recientes hechos acontecidos en Gerona y otros lugares con la quema de retratos del Jefe del Estado, recordamos que aunque el sistema vigente lleve la denominación de "Monarquía", no reúne ninguna de las notas que la definen, pues el titular de la institución ni rige, ni reina, ni gobierna. Derribada la Monarquía Católica, que fue vínculo de unidad de los pueblos hispánicos, por la monarquía constitucional y los partidos liberales, el lazo que mantenía unidos a la diversidad de pueblos de la Hispanidad acabó por romperse. Hoy asistimos en España -y en todo el ámbito hispanoamericano- a las consecuencias lógicas de aquella negación fundamental.

La Monarquía constitucional, además de adulterar la verdadera Monarquía, se ha caracterizado por legalizar con su firma las realidades más atroces, sometiéndose disciplinadamente a las exigencias de los principios de la Revolución disfrazados de legalidad constitucional: divorcio, aborto, experimentación con embriones, el denominado "matrimonio homosexual", la ley de educación que implanta Educación para la Ciudadanía, etc.

Nos asombra que precisamente los políticos que mediante la Constitución vaciaron totalmente de contenido la Institución Monárquica pretendan ahora que don Juan Carlos alce su voz –cosa que nunca ha hecho- o utilice unas prerrogativas de las que carece para poner orden en el caos de las insaciables exigencias los gobiernos nacional-socialistas del País Vasco y Cataluña.

Lamentablemente, dada la experiencia histórica, no podemos decir que prefiramos una República a esta mal llamada "Monarquía" constitucional.

Ante la intención del presidente de la Comunidad Autónoma Vasca, Juan José Ibarreche, de convocar un referéndum consultivo para la autodeterminación del País Vasco en próximas fechas, denunciamos el engaño de que llevan siendo objeto todos los españoles desde hace décadas, a quienes por un lado se les alerta del peligro que este paso significa para la unidad de España y por otro se define a los partidos nacionalistas como partes irreemplazables del sistema, los cuales además vienen siendo financiados por el Estado desde hace décadas .

Por todo ello, la Comunión Tradicionalista Carlista reivindica el significado profundo de la fecha e invita a todos los españoles a honrar a la Hispanidad y Su Patrona en esta festividad.

Comunión Tradicionalista Carlista
http://www.carlistas.es/
C/Zurbano, 71; Of. 3; 28010 Madrid.
Tfno.: 629 203 900 y 669 370 370.
email: carlistas@carlistas.es


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miércoles, octubre 10, 2007

MADRE Y REINA DE AMÉRICA


“Porque así como es cierto que habemos de morir así nos es incierto cuándo ni dónde moriremos, de manera que debemos vivir, y así estar aprestados como si a cada hora hubiésemos de morir”.

Esta frase integra el testamento de Ia reina Isabel I de Castilla, o Isabel la Católica de España. Pero también es legado suyo el impulso que ella, una reina de la tierra, dio a la evangelización del continente descubierto por sus navíos en 1492.

Es el misioneros quiero, antes que conquistadores, lo que animó a la empresa hispánica de dar a luz un nuevo mundo para la Iglesia; el ideal inspirador de España en la conquista fue, al decir del historiador Lesley B. Simpson, “hacer del Nuevo Mundo una verdadera Ciudad de Dios”. O, como escribió la también historiadora norteamericana Erna Ferguson de los descubridores hispanos: “nosotros nos imaginábamos que el conquistador iba en busca de oro, como lo hicieron los hombres de todos los tiempos. Sin embargo él se inspiraba también en el deseo de extender los beneficios del cristianismo a los más remotos confines de la tierra. Este impulso misionero fue en gran parte lo que motivó a fortificar su alto valor personal, su atributo de invencible”.

Pero… ¿quién animaría, a su vez, ese impulso misionero? ¿Quién avivaría el fuego religioso en aquellos rudos marineros de los siglos XV y XVI?

La respuesta la encontramos en, por ejemplo, el grito de Hernán Cortés al internarse en tierra mexicana: “¡Adelante, compañeros, que Dios y Santa María están con nosotros!”

También se halla en el gesto de Alonso de Ojeda, sosteniendo una imagen de la Virgen para animar a sus hombres en medio de los peligros de la selva cubana.

Por Ella fuimos alumbrados a la vida de la gracia, con Ella ingresamos al Cuerpo Místico de Nuestro Señor en la tierra y en Ella se resume nuestro origen y fundación.

América, el continente de la Virgen María: también es su legado el impulso que Ella, la Reina de los Cielos, dio a la evangelización del continente descubierto por sus hijos en 1492.

Somos el fruto más grande de la España Católica, la flor de la Hispanidad, el mundo que forjaron los descendientes de aquellos que fueron bautizados por Santiago Apóstol y se hincaron ante el Pilar bendito de Zaragoza, que salieron un día a la mar para regalarle a la Cristiandad que perdía medio continente, uno entero en el cual, antes que el arado rompiera la costra, de la tierra virgen brotara la Forma.

Ya no están Cortés ni Ojeda. Pero hace cinco siglos que la Santísima Virgen es la Madre de América. Desde el Pilar ha venido para ser Nuestra Señora de Guadalupe, en México, o Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en Cuba. Se ha mostrado Madre. Aquella fe que los descubridores sembraron en Hispanoamérica, se encargaron de arraigarla los misioneros que los acompañaban, para que perdure hasta hoy, a despecho de las sectas, los indigenistas y todos los demás enemigos de España.

Mostrémonos, ahora nosotros, hijos. Defendamos nuestras raíces: la caballerosidad cristiana, la hidalguía española, la tradición católica, la devoción mariana. Cuatro banderas que, abiertas en cruz, nos enseñan el camino del cielo donde se halla, en cuerpo y alma, la Madre de Dios y Madre de América.

Rafael García de la Sierra


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viernes, septiembre 28, 2007

Texto histórico

LA
BANDERA CARLISTA
EN 1871.


HISTORIA DEL DESARROLLO Y ORGANIZACIÓN
DEL PARTIDO CARLISTA DESDE LA REVOLUCIÓN DE SEPTIEMBRE.

EXPOSICIÓN DE SUS ASPIRACIONES,
RESEÑA TAN VERÍDICA COMO LASTIMOSA DE LA ULTIMA CAMPAÑA ELECTORAL
Y BIOGRAFÍAS Y RETRATOS
DE LOS SENADORES Y DIPUTADOS CARLISTAS
ELEGIDOS POR EL VOTO DE LA NACIÓN.

Obra escrita para edificación de los españoles,
POR
EL VIZCONDE DE LA ESPERANZA.

MADRID.
IMPRENTA DE EL PENSAMIENTO ESPAÑOL, CALLE DE PELAYO, NÚMS. 38 Y 40,
á cargo de R. Labajos y Arenas.
1871.
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La Tradición es la Esperanza

La Tradición es la Esperanza
Ayer

Y hoy